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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Comedia. Drama Christian, mánager de un museo de arte contemporáneo, se encarga de una exhibición titulada "The Square" en la que hay una instalación que fomenta valores humanos y altruistas. Un día le roban el móvil y la cartera en plena calle, incidente que causará más consecuencias de las esperadas.
15 de febrero de 2018
48 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
41/11(12/02/18) Film a priori con muchos atractivos, avalado con la Palma de Oro en Cannes 2017, nominado al Oscar en la categoría de Mejor Película en Habla No Inglesa, un realizador sueco, Ruben Östlund, que me sorprendió muy gratamente en su anterior trabajo “Fuerza mayor”, un tema atractivo como es radiografiar el esnobismo e hipocresía del arte moderno, esto aderezado con secundarios sugerentes en Elizabeth Moss y Dominic West, pero tras un sugestivo arranque la cinta va decayendo, hasta hacerse cansina y extensísimo su desmedido metraje, dos horas y media para lo que cuenta. El realizador como en la mencionada película juega a los contrastes, a darle la vuelta a los clichés, a hacernos reflexionar, a ponernos en el lugar del protagonista a ver como reaccionaríamos nosotros, a como un hecho fortuito y cuasi-anecdótico puede ser el catalizador para que nuestro mundo preestablecido se remueva y sufra una catarsis y con él un viaje emocional cuasi-existencial, pero al contrario que la pretérita le queda fallida y errática, entre otras cosas porque quiere abarcar demasiado y aprieta poco (más bien nada). Pretende hacer una ácida crítica a lo políticamente correcto, al condescendiente altruismo, al clasismo de las élites gafapastiles, al egoísmo intrínseco a la naturaleza humana, a nuestra sociedad del bienestar, repito pretende, pues se queda en eso en pretensión estéril. Y es que tiene un inicio que da esperanzas, la sátira al arte contemporáneo, a su sin sentido, a su petulancia con ínfulas (vacías) intelectualoides te llega, pero a medida que el metraje avanza esto se diluye siendo al final una parodia de sí misma, cayendo (bastante) en aquello que ataca, sin definirse, sin rumbo, salta de un tema a otro cual set-pieces inconexas, son como esbozos de situaciones sin perfilar, sin acabar, con lo que no provocan al espectador, lo dejan frío. Quedando al final algo muy cercano a lo pedante, a mirarse el ombligo en demasía, a que los árboles no le dejan ver el cuadrado.

El título corresponde como su nombre indica a una plaza, aunque la traducción para la cinta sería “El cuadrado”, en medio de la plaza adoquinada frente al museo la artista argentina Lola Arias (persona real que no aparece en la cinta, Arias es una escritora, actriz, performer y directora teatral argentina), donde se ha marcado lumínicamente un cuadrado con placa que dice en parte: "La Plaza es un santuario de confianza y cuidado. Dentro de sus límites compartimos derechos y obligaciones iguales”, y paradójicamente Östlund le da la vuelta al sentido, poblando la plaza de home-less.

Östlund yerra cuando debe hincar el diente, expone en su primera mitad unas cuantas ideas y mensajes a medio puntear y cuando debe desarrollar se pone moroso, dimite de involucrarnos. Quiere ser una comedia cínica que se burle de los ascetas que elevan el arte moderno a los altares, cuando en su mayoría esto no es más que postureo huero de contenido, perorata de farsantes entre “artistas”, siempre lo asociaré al cuento de “El Rey desnudo”, pero esta caricatura se queda en el trazo grueso, y con ella se bordea hacer igual que lo que atacas, con lo que el Rey desnudo acaba siendo la película de Östlund. Solo está la novedad de querer meternos como se funde con las nuevas tecnologías. El tempo narrativo se le desboca con situaciones que se alargan perdiendo toda la gracia, con momentos supuestamente de humor que levantan más allá (siendo benévolo) de una mueca, siendo grotesco y grimante lo de la inclusión enfermos mentales como dina a de su supuesto humor transgresor.
Lo de la aparición de la actriz Elizabeth Moss (muy desaprovechada) se antoja más un reclamo publicitario que un rol pensado dramáticamente, Christian (el protagonista encarnado por Claes Bang), tiene un affaire con su personaje, Anne, ella tiene un chimpancé en su casa, no se menciona el motivo, ni se le da relevancia mínima; Lo supuestamente incisivo y mordaz, es cuando tras terminar de fornicar, y ella le pide que le dé el preservativo para tirarlo a la papelera, y Christian se resiste, creándose unos segundos de tensión entre los dos, donde la confianza de uno y otro queda agrietada, pues sabemos que el hombre piensa que ella puede coger y con el condón utilizarlo para quedarse preñada, y esto se supone que nos debe poner en el rincón de pensar, pues me mueve a la nada; Pero si infrautilizada está Moss, peor aún está Dominic West (el inolvidable James 'Jimmy' McNulty de la serie “The wire”), como Julian, promotor publicitario de una idea viral que pone contra la pared al protagonista (hacer un video para youtube donde estalla a una niña rubia dentro de “The square”), acaba en escándalo mediático. Esto también te debe poner en el rincón de pensar y reflexionar sobre los límites del arte, venga ya! Y es que con esto cae en aquello que crítica. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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