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Voto de TOM REGAN:
7
2019
Paolo Sorrentino (Creador), Paolo Sorrentino
7,5
6.409
Serie de TV. Comedia. Drama
Serie de TV (2020). 9 episodios. El Papa Pío XIII está en coma. Tras un breve interludio de incertidumbre, Voiello logra que se elija a Sir John Brannox (John Malkovich) como su sucesor, un moderado, sofisticado y encantador aristócrata inglés que asume su nuevo rol bajo el nombre de Juan Pablo III. Aunque el nuevo Papa parece ser perfecto, sus allegados no tardan en descubrir sus debilidades y secretos. Mientras tanto, Voiello lucha ... [+]
5 de mayo de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
111/07(05/04/21) Atractiva y sugestiva secuela de la refrescante “The young Pope” (2016), ambas series creadas y dirigidas por el napolitano Paolo Sorrentino para Sky Atlantic, HBO y Canal +, guionizado por el propio Sorrentino junto a Umberto Contarello (“The must be the place” o “La Gran Belleza”) y Stefano Bises (“Gomorra” o “ZeroZeroZero”), regando de diálogos y situaciones ricas e ingeniosas, que provocan en casos reflexiones en el espectador. Nueve episodios protagonizados asimismo por Jude Law (también es productor), que retoma su papel como el Papa Pío XIII, y John Malkovich como el Papa Juan Pablo III. De nuevo nos introducimos en el Vaticano para adentrarnos en las conspiraciones y manipulaciones en la sombra, haciéndonos reflexionar sobre lo que hay detrás del telón, tras la supuesta fe inquebrantable, tras los Dogmas de fe, quedando patentes las contradicciones y mucho de la hipocresía de la Iglesia Católica, exaltando las dudas e inseguridades de los que imparten la dirección moral a seguir. Toca los mismos temas de la anterior entrega, pero expandiéndolos, poniendo el foco en muchos más personajes, que conforman un caleidoscopio bizarro, sumergiéndonos en dilemas morales apegados al espíritu religioso, haciendo difuminar la fina línea entre lo racional y lo milagroso, sobre lo sagrado frente a lo pagano, hablándonos de los escándalos de pedofilia, sobre la postura demagógica de la Iglesia frente a la homosexualidad, sobre la castidad autoimpuesta , o sobre el trato machista a las mujeres (representado sobre todo por un grupo de novicias aspirantes a monjas que se ponen en huelga), la inmigración ilegal masiva, el fanatismo religioso en todas sus vertientes, aunque todo esto abordado con un tono algo superficial, sin ahondar, quizás por querer abarcar demasiado, aprieta poco. Aunque la capacidad de engancharte en su originalidad y frescura la hace degustable.
Teniendo entre su epicúrea baza la espectacular puesta en escena, propia de un film de gran pantalla, con un opulento diseño de producción de Ludovica Ferrario (“La Gran Belleza” o “Juventud”), y Eugenia F. Di Napoli, llevándonos por escenarios suntuosos, como sibaritas palacios, el Vaticano, mansiones solariegas, jardines edénicos, emitiendo pompa y lujo; Todo esto filtrado por la fascinante cinematografía de Luca Bigazzi (“La Gran Belleza” o “Juventud”), con un colorido esplendoroso, con tomas y planos que se acercan al Síndrome de Stendhal, todo un arsenal de recursos estéticos y visuales que magnetizan y te atrapan. Una cámara enfatizante en sus travellings, en sus primeros planos, en el modo de levitar por los infinitos pasillos, deteniéndose en nimios detalles alegóricos, con encuadres simétricos, con diálogos que se filman de modo preciosista, con fondos que remiten a lo renacentista, Soberbio. Esta ‘Gran Belleza’ la veo como un modo de contrastar el boato con las taras humanas, forma de hacernos ver que el preciosista envoltorio solo está hay para intentar que cual trilero que mueve los vasitos con la bola, no te des cuenta del artificio y vacuidad que hay tras ello.
Siendo ya toda una declaración de intenciones los créditos iniciales y de clausura, que son diferentes para cada capítulo, cargados de humor perverso en su mezcla de inocencia y picardía sensual. Claramente influenciados por el espíritu incorrecto de Fellini. Con ese arranque con Lenny en coma con una cruz de neón iluminando en su habitación de hospital con poca luz, recibiendo un baño de esponja de una monja mientras un electrocardiograma suena de fondo, resultando turbador; Con esos bailes de monjas enclaustradas que bailan con un blusón vaporoso de modo sensual frente a una gran cruz iluminada por neones, ello al ritmo del “Good Time Girl” de Sofi Tukker, o cuando vemos al Papa Pio XIII en la playa del Lido de Venecia c ataviado únicamente con bañador turbo blanco caminar cual modelo entre mujeres en bikini al ritmo del "All Along the Watchtower" de Jimi Hendrix.
La hipocresía de la Iglesia queda bien reflejada en un mordaz tramo en que los cardenales rezan por inspirar al nuevo Papa. Y vemos el egoísmo todos y cada uno, que piensan solo y exclusivamente en sus intereses, alejados del bien común. Hay uno que pide permita los matrimonios de sacerdotes (él tiene una amante); otro pide perdone a los pedófilos (para exonerar su propia culpa); otro, al contrario pide se condene a los pedófilos (en su sentimiento de culpa pide para sea condenado); hay quien pide un papa rígido, pétreo y conservador, otros al contrario lo quieren liberal y aperturista de ideas nuevas.
Como en la primera temporada el roba escenas del personaje de Voiello sigue estando en el centro de todas las maquinaciones maquiavélicas, el secretario de Estado del Vaticano, es el poder entre bambalinas, el que sabe de las debilidades de unos y otros, la suya (que le da un toque muy jocoso) es el club de futbol Napoli (incluso en un momento dado le pregunta al papa si sus visiones ha visto triunfar su equipo de balompié). Cuando sus aspiraciones de salir de detrás del telón y ponerse gorro papal fracasan decide volver a su rutina de intentar poner a una marioneta a la que manosear sin problemas, pero el primer tiro le sale rana. Y entonces vemos como el hábito puede hacer al monje, o en este caso al Papa Francisco II, creándole una personalidad propia alejada de la huera que se le suponía, esto enfocado desde una epifanía cuando antes de pronunciar su primer discurso (hecho por Voiello) en la Plaza de San Pedro el escrito del mismo es ‘robado’ por un pájaro y entonces se da cuenta al improvisar que tiene vida interior y pensamientos propios desconcertando a los Cardenales con lo que les aboca... (sigo en spoiler)
Teniendo entre su epicúrea baza la espectacular puesta en escena, propia de un film de gran pantalla, con un opulento diseño de producción de Ludovica Ferrario (“La Gran Belleza” o “Juventud”), y Eugenia F. Di Napoli, llevándonos por escenarios suntuosos, como sibaritas palacios, el Vaticano, mansiones solariegas, jardines edénicos, emitiendo pompa y lujo; Todo esto filtrado por la fascinante cinematografía de Luca Bigazzi (“La Gran Belleza” o “Juventud”), con un colorido esplendoroso, con tomas y planos que se acercan al Síndrome de Stendhal, todo un arsenal de recursos estéticos y visuales que magnetizan y te atrapan. Una cámara enfatizante en sus travellings, en sus primeros planos, en el modo de levitar por los infinitos pasillos, deteniéndose en nimios detalles alegóricos, con encuadres simétricos, con diálogos que se filman de modo preciosista, con fondos que remiten a lo renacentista, Soberbio. Esta ‘Gran Belleza’ la veo como un modo de contrastar el boato con las taras humanas, forma de hacernos ver que el preciosista envoltorio solo está hay para intentar que cual trilero que mueve los vasitos con la bola, no te des cuenta del artificio y vacuidad que hay tras ello.
Siendo ya toda una declaración de intenciones los créditos iniciales y de clausura, que son diferentes para cada capítulo, cargados de humor perverso en su mezcla de inocencia y picardía sensual. Claramente influenciados por el espíritu incorrecto de Fellini. Con ese arranque con Lenny en coma con una cruz de neón iluminando en su habitación de hospital con poca luz, recibiendo un baño de esponja de una monja mientras un electrocardiograma suena de fondo, resultando turbador; Con esos bailes de monjas enclaustradas que bailan con un blusón vaporoso de modo sensual frente a una gran cruz iluminada por neones, ello al ritmo del “Good Time Girl” de Sofi Tukker, o cuando vemos al Papa Pio XIII en la playa del Lido de Venecia c ataviado únicamente con bañador turbo blanco caminar cual modelo entre mujeres en bikini al ritmo del "All Along the Watchtower" de Jimi Hendrix.
La hipocresía de la Iglesia queda bien reflejada en un mordaz tramo en que los cardenales rezan por inspirar al nuevo Papa. Y vemos el egoísmo todos y cada uno, que piensan solo y exclusivamente en sus intereses, alejados del bien común. Hay uno que pide permita los matrimonios de sacerdotes (él tiene una amante); otro pide perdone a los pedófilos (para exonerar su propia culpa); otro, al contrario pide se condene a los pedófilos (en su sentimiento de culpa pide para sea condenado); hay quien pide un papa rígido, pétreo y conservador, otros al contrario lo quieren liberal y aperturista de ideas nuevas.
Como en la primera temporada el roba escenas del personaje de Voiello sigue estando en el centro de todas las maquinaciones maquiavélicas, el secretario de Estado del Vaticano, es el poder entre bambalinas, el que sabe de las debilidades de unos y otros, la suya (que le da un toque muy jocoso) es el club de futbol Napoli (incluso en un momento dado le pregunta al papa si sus visiones ha visto triunfar su equipo de balompié). Cuando sus aspiraciones de salir de detrás del telón y ponerse gorro papal fracasan decide volver a su rutina de intentar poner a una marioneta a la que manosear sin problemas, pero el primer tiro le sale rana. Y entonces vemos como el hábito puede hacer al monje, o en este caso al Papa Francisco II, creándole una personalidad propia alejada de la huera que se le suponía, esto enfocado desde una epifanía cuando antes de pronunciar su primer discurso (hecho por Voiello) en la Plaza de San Pedro el escrito del mismo es ‘robado’ por un pájaro y entonces se da cuenta al improvisar que tiene vida interior y pensamientos propios desconcertando a los Cardenales con lo que les aboca... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
...Son medidas revolucionarias para los que el establishment vaticanoide no está preparado. Y entonces el argumento claramente beberá del misterio que envolvió a la muerte del Papa Juan Pablo I, ocurrida en 1978, apenas después de treinta y tres días de papado. Esta sub trama con este Papa franciscano la entiendo como un modo de exponer como las raíces de la Iglesia Católica se resisten a los cambios, sobre todo si tiene que ver con predicar con la pobreza. Silvio Orlando encarna a Voiello demostrando se ha mimetizado con el rol, su gestualidad sutil, su mirada, su modo de observar, de moverse, extraordinario.
Entrará en escena John Malkovich encarnando a John Brannox un clérigo inglés, de vida acomodada, pero con un carácter complejo, atormentado por la muerte de su hermano gemelo, pero que llega a ser Obispo de Roma, con todas sus taras a cuestas, que a la vez lo hacen humano. Ello en una actuación divertida del actor que dio vida al icónico Valmont de “Las amistades peligrosas”, tipo frágil de carácter, débil ante la carne, manteniendo una relación de tensión sexual no resuelta (¿?) con la secretaria papal Sofia Dubois (buena Cécile de France), cargando de sex-appel su actuación. Teniendo dos fabulosos ententes en inicios de sendos capítulos con audiencias papales con personajes haciendo de sí mismos como una esplendorosa Sharon Stone, haciendo gags con su icónico papel de “Instinto Básico” y su legendario cruce de piernas. Es un Papa más de postureo, al contrario que Pio XIII le gusta vender imagen, modernidad, gestos de car a la galería (como ese grito ‘Noooo!!!’). Malkovich le da vida con gran carisma y energía (da igual cuando leas esto sobre el actor).
En esta temporada tarda en entrar en escena Pio XIII, se mantiene media serie en coma, creando un halo de fanatismo fervoroso con un grupo de fieles que lo veneran cual santo, con sudaderas con gorro con su imagen papal. Su sub trama tiene que ver con la fina línea que separan los milagros de lo racional. Pero a la vez sirve para indagar en los fundamentalismos y radicalismos religiosos. Todo esto desemboca en la sub trama que nos lleva hasta el final con unos atentados terroristas, donde Pio XII los toma como un ataque a la Iglesia y los enfrenta cual Cruzada Santa, desembocando en un clímax un tanto complaciente. Añádase un epílogo brillante visualmente, pero resulta en una de sus vertientes chirriante.
Es a destacar el modo en que Sorrentino trata la sexualidad entrelazada al mundo eclesiástico, haciendo que la serie tenga mucha sensualidad, habiendo semidesnudos, desnudos, felaciones, prostitutas, sexo furtivo, relaciones gays, hay striptease, tenemos a unas monjas (de Santa Teresa, gobernadas por una enana ¿? Que además reclaman por sus derechos, pues son tratadas como las chachas de la Iglesia)) bastante ardientes, tanto que una se queda embarazada de un inmigrante. Viniendo a decirnos este tema (entiendo yo) que la humanidad no puede vivir sin sexo, todo los demás es demagogia barata.
Tiene subtramas que hacen flojear en parte el conjunto, me refiero por ejemplo a la concerniente a Esther (Ludivine Sagnier), en la anterior temporada personaje rico en matices, pero aquí queda muy esquematizado y con un tránsito atropellado.
“Sabes cuál es la diferencia entre una puta y un santo? Ninguna”, le dice un cliente a Esther.
Serie muy atractiva, y cautivadora en muchos momentos, aunque le falta garra para entrar en los temas que sugiere. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre la serie ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/05/the-new-pope.html
Entrará en escena John Malkovich encarnando a John Brannox un clérigo inglés, de vida acomodada, pero con un carácter complejo, atormentado por la muerte de su hermano gemelo, pero que llega a ser Obispo de Roma, con todas sus taras a cuestas, que a la vez lo hacen humano. Ello en una actuación divertida del actor que dio vida al icónico Valmont de “Las amistades peligrosas”, tipo frágil de carácter, débil ante la carne, manteniendo una relación de tensión sexual no resuelta (¿?) con la secretaria papal Sofia Dubois (buena Cécile de France), cargando de sex-appel su actuación. Teniendo dos fabulosos ententes en inicios de sendos capítulos con audiencias papales con personajes haciendo de sí mismos como una esplendorosa Sharon Stone, haciendo gags con su icónico papel de “Instinto Básico” y su legendario cruce de piernas. Es un Papa más de postureo, al contrario que Pio XIII le gusta vender imagen, modernidad, gestos de car a la galería (como ese grito ‘Noooo!!!’). Malkovich le da vida con gran carisma y energía (da igual cuando leas esto sobre el actor).
En esta temporada tarda en entrar en escena Pio XIII, se mantiene media serie en coma, creando un halo de fanatismo fervoroso con un grupo de fieles que lo veneran cual santo, con sudaderas con gorro con su imagen papal. Su sub trama tiene que ver con la fina línea que separan los milagros de lo racional. Pero a la vez sirve para indagar en los fundamentalismos y radicalismos religiosos. Todo esto desemboca en la sub trama que nos lleva hasta el final con unos atentados terroristas, donde Pio XII los toma como un ataque a la Iglesia y los enfrenta cual Cruzada Santa, desembocando en un clímax un tanto complaciente. Añádase un epílogo brillante visualmente, pero resulta en una de sus vertientes chirriante.
Es a destacar el modo en que Sorrentino trata la sexualidad entrelazada al mundo eclesiástico, haciendo que la serie tenga mucha sensualidad, habiendo semidesnudos, desnudos, felaciones, prostitutas, sexo furtivo, relaciones gays, hay striptease, tenemos a unas monjas (de Santa Teresa, gobernadas por una enana ¿? Que además reclaman por sus derechos, pues son tratadas como las chachas de la Iglesia)) bastante ardientes, tanto que una se queda embarazada de un inmigrante. Viniendo a decirnos este tema (entiendo yo) que la humanidad no puede vivir sin sexo, todo los demás es demagogia barata.
Tiene subtramas que hacen flojear en parte el conjunto, me refiero por ejemplo a la concerniente a Esther (Ludivine Sagnier), en la anterior temporada personaje rico en matices, pero aquí queda muy esquematizado y con un tránsito atropellado.
“Sabes cuál es la diferencia entre una puta y un santo? Ninguna”, le dice un cliente a Esther.
Serie muy atractiva, y cautivadora en muchos momentos, aunque le falta garra para entrar en los temas que sugiere. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre la serie ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/05/the-new-pope.html