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Voto de TOM REGAN:
7
2015
Documental, Intervenciones de: Emilio D'Alessandro, Alex Infascelli, Janette Woolmore, Stanley Kubrick
6,5
544
Documental
Narra la amistad de 30 años entre Stanley Kubrick y Emilio D'Alessandro, chófer, secretario y finalmente amigo del director. Kubrick ocupa un lugar privilegiado en el corazón de muchos cineastas, pero en su vida diaria era un hombre muy reservado cuya cauta y cínica visión de la humanidad acabó impregnando casi todas sus películas. Tras el estreno de "La Naranja Mecánica", tuvo que enfrentarse a amenazas de muerte que lo sacaron por ... [+]
18 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
193/07(12/09/18) Más que interesante documental que da un perfil diferente y más humano de una de las figuras más enigmáticas y herméticas que ha dado el Séptimo Arte como el neoyorkino Stanley Kubrick. Una cinta eso sí, que apasionará a los fans del realizador de “Atraco perfecto”, peor a sus no seguidores igual dejará algo fríos, y es que su estructura narrativa resulta poco dinámica y escasamente estimulante. El director Alex Infascelli se basa en la autobiografía de D'Alessandro, “Stanley Kubrick and Me”, eje central es el propio transalpino Emilio D'Alessandro, tipo que comenzó como chófer del cineasta y acabó como su asistente personal, ello durante más de treinta años (durante estos años Kubrick filmó La Naranja Mecánica, Barry Lyndon, The Shining y Full Metal Jacket), posiblemente las piezas centrales de su reverenciado legado., desde el rodaje de “La naranja mecánica” hasta “Eyes Wide Shut”, derivando en una fuerte amistad entre dos personas de personalidades muy diferentes, ejemplo es que a Emilio no le gustaba el cine, y no vio las películas de su “jefe” hasta décadas después de empezar a trabajar con él. D'Alessandro fue promesa frustrada del automovilismo, que por casualidad se cruzó en la vida de Kubrick y entonces comenzó su duradera y vampírica relación, un D'Alessandro que es entrevistado en el garaje de su hogar, mostrándose elocuente y muy nostálgico, rezumando gran cariño por su antiguo “jefe”, relatando un caudal incesantes de anécdotas con él, una visión periférica del genial y cuasi-misántropo director, un semblante que lo humaniza, dejando de lado su maestría cinematográfica, que aquí es solo algo tangencial. Aparte de las narraciones notables del “chófer”, hay poco más, juegos de profundidades con fotografías, fotos de Emilio con Kubrick, en escenarios de sus films, con actores famosos, o ver el gran tesoro que tiene en su garaje de atrezo kubrickiano (hace la entrevista Emilio con una chaqueta militar verde con el nombre KUBRICK en la solapa, del rodaje “La chaqueta metálica”), como esa Mítica alfombra del Hotel Overlook desplegada en la sala de estar, hay también un incesante discurrir de notas firmadas “S” (Stanley), llegando a agobiar una vez la idea de su obsesión por los posis ha quedado bastante acreditada (esto con voz que dobla la de SK de Clive Riche), pero a los seguidores (como yo) de uno de los más grandes creadores que ha dado la Historia de la Humanidad les apasionará este perfil distinto del carácter del artista. La película ganó el Premio David di Donatello 2016 al Mejor Documental. También nominado en los European Film Awards 2016 a la mejor película documental. La película también ganó el Festival de cine de Master of Art en el Mejor documental en la sección de teatro y cine.
D'Alessandro, originario de Italia, se mudó a Inglaterra con su esposa, donde comenzó a trabajar como taxista mientras aspiraba a convertirse en piloto profesional de autos de carrera. Eventualmente tenía un trabajo como chofer, cruzándose con el ingenioso director que lo contrataría como su conductor personal. Aunque Kubrick era un jefe bastante difícil y exigente, D'Alessandro lo consideró un amigo y confidente, y reflexiona sobre sus muchos años trabajando para el director con gran cariño.
Una noche intempestiva a principio de los años 70, con las calles nevadas de Londres, llega el encargo a Emilio de si quiere trasladar “algo” rápidamente en su coche a unos estudios de cine, era un falo gigante que apenas pudo entrar en el auto, cumpliendo diligentemente con la misión, pero él no sabía que alguien en el set se había percatado de su profesionalidad, Stanley Kubrick, siendo llamado para entrevistarse con alguien, un tipo barbudo y con aspecto desaliñado que lo fichó como conductor personal en su finca en Abbots Mead, y más tarde en Childwickbury Manor. Pero de este rol de chófer fue alargando sus funciones a chico para todo, desde fontanero, veterinario (las anécdotas con el “zoológico” de peros, gatos, conejos, son impagables), jardinero, mayordomo (impresionante como se preocupa del papel higiénico para el reparto de “The shinning”, o de colocar termómetros en todas las habitaciones de su hogar), traductor (cuando le hace llamar a Federico Fellini sobre detalles fílmicos, y tras las cuestiones, Fellini hace preguntas personales sobre SK y este reacciona de modo asocial es simbólico de la personalidad misántropa del Genio) e incluso padre sustituto cuando acompañaba a sus hijos y familiares de SK, y a la par creando un vínculo afectivo entre los dos, ejemplificado en varios momentos del relato, como en el accidente del hijo de Emilio (escribiendo en una de sus notas a D'Alessandro, "No se preocupe por los costos (de los mejores médicos), me ocuparé de eso", como en la lacrimosa despedida-jubilación (en falso, pues luego volvieron, como en el reencuentro, y sobre todo en como Emilio se comporta con SK tras ver los primeros achaques, conmovedor con narra Emilio la dificultad que tenía Stanley para partir una tableta de chocolate (síntomas que desgraciadamente llevaron a su muerte).
Durante la narración Emilio cuenta decenas de historias sobre Kubrick: Que si tenía un enorme camión en el garaje que nadie sabía conducir; Que si SK era un conductor pésimo, teniendo que echarlo un día del asiento de piloto; Que si era un apasionado de los autos y particularmente de la marca Mercedes; La consabida obsesión por el mínimo de talle; las idas y venidas (hasta cuatro veces al día) que le hizo volar de Dublín a Londres durante el rodaje de “Barry Lyndon”; Que si la dedicación a jornada completa que exigía, haciéndole peligra r a Emilio su matrimonio con Janette;…
D'Alessandro, originario de Italia, se mudó a Inglaterra con su esposa, donde comenzó a trabajar como taxista mientras aspiraba a convertirse en piloto profesional de autos de carrera. Eventualmente tenía un trabajo como chofer, cruzándose con el ingenioso director que lo contrataría como su conductor personal. Aunque Kubrick era un jefe bastante difícil y exigente, D'Alessandro lo consideró un amigo y confidente, y reflexiona sobre sus muchos años trabajando para el director con gran cariño.
Una noche intempestiva a principio de los años 70, con las calles nevadas de Londres, llega el encargo a Emilio de si quiere trasladar “algo” rápidamente en su coche a unos estudios de cine, era un falo gigante que apenas pudo entrar en el auto, cumpliendo diligentemente con la misión, pero él no sabía que alguien en el set se había percatado de su profesionalidad, Stanley Kubrick, siendo llamado para entrevistarse con alguien, un tipo barbudo y con aspecto desaliñado que lo fichó como conductor personal en su finca en Abbots Mead, y más tarde en Childwickbury Manor. Pero de este rol de chófer fue alargando sus funciones a chico para todo, desde fontanero, veterinario (las anécdotas con el “zoológico” de peros, gatos, conejos, son impagables), jardinero, mayordomo (impresionante como se preocupa del papel higiénico para el reparto de “The shinning”, o de colocar termómetros en todas las habitaciones de su hogar), traductor (cuando le hace llamar a Federico Fellini sobre detalles fílmicos, y tras las cuestiones, Fellini hace preguntas personales sobre SK y este reacciona de modo asocial es simbólico de la personalidad misántropa del Genio) e incluso padre sustituto cuando acompañaba a sus hijos y familiares de SK, y a la par creando un vínculo afectivo entre los dos, ejemplificado en varios momentos del relato, como en el accidente del hijo de Emilio (escribiendo en una de sus notas a D'Alessandro, "No se preocupe por los costos (de los mejores médicos), me ocuparé de eso", como en la lacrimosa despedida-jubilación (en falso, pues luego volvieron, como en el reencuentro, y sobre todo en como Emilio se comporta con SK tras ver los primeros achaques, conmovedor con narra Emilio la dificultad que tenía Stanley para partir una tableta de chocolate (síntomas que desgraciadamente llevaron a su muerte).
Durante la narración Emilio cuenta decenas de historias sobre Kubrick: Que si tenía un enorme camión en el garaje que nadie sabía conducir; Que si SK era un conductor pésimo, teniendo que echarlo un día del asiento de piloto; Que si era un apasionado de los autos y particularmente de la marca Mercedes; La consabida obsesión por el mínimo de talle; las idas y venidas (hasta cuatro veces al día) que le hizo volar de Dublín a Londres durante el rodaje de “Barry Lyndon”; Que si la dedicación a jornada completa que exigía, haciéndole peligra r a Emilio su matrimonio con Janette;…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por este documental transpira un subtexto de análisis freudiano sobre la vampirización que alguna gente ejerce sobre otros, esto queda para mi claro, de cómo SK tenía cuasi-abducido a Emilio, la personalidad absorbente de SK no solo era proyectada en el cine, también en la vida privada, haciendo que el bueno de Emilio estuviera a su disposición las veinticuatro horas del día, los 7 días de la semana, haciendo que Emilio tuviera que renunciar a su sueño de la Fórmula 1, así como puso en un brete su matrimonio por como exigía SK de Emilio todo y siempre. Esto hizo mella en su esposa que provocó a principio de la década de los 90 anunciara Emilio a SK que se iba a jubilar y volver a Italia, dándole 3 años de plazo para buscarse un sustituto. Tras pasar este tiempo SK pidió unas semanas que pasaron a ser meses, hasta que Emilio dijo basta, y se fue tras un emotiva fiesta despedida organizada por SK. Pero la mencionada vampirización de SK hizo que Emilio fuera presa en su retiro de la morriña de trabajar con el director, volviendo con él, pero entonces con una relación aún más cercana, fruto de ello los homenajes que SK le dedica en su última película “Eyes Wide Shut”, le hace aparecer en un cameo de kioskero, y un comercio tiene de nombre “Emilio”.
Emilio D'Alessandro deja constancia de su nulo gusto por el mundillo del cine, renegando de acompañar a Jack Nicholson durante el rodaje de “The shinning”, o recomendando a Charles Bronson para el rol de Nicholson. Llega a admitir que nunca vio una película de SK hasta su jubilación, tras lo que declaró sentir que sí, trabajaba para un Genio. Dejandoun turbador epílogo sobre esto al final de los créditos, ello cuando Emilio cuenta que SK le preguntó que cual era la película que más le gustaba de él, Emilio dijo “Spartacus”, y SK puso mala cara y respondió “Spartacus. No me gusta mucho”.
Realmente como bien dice el director del documental Infascelli, "No está claro qué función espiritual o vacío Kubrick llenó con Emilio. La vida de Emilio estaba llena cuando Stanley llegó, y ya tenía su vida. Tenía una esposa y dos hijos y una pasión en la que era bueno: correr en coches. Quién sabe dónde pudo haberlo llevado eso". Es decir, Emilio es un elemento de extrarradio del puzle de personalidad de SK, alguien que puede contar (desde su personal filtro), su punto de vista del carácter del Mito, pero no es alguien esencial para entender la vida de SK. Este ya había dirigido “Atraco perfecto”, “Senderos de gloria”, “Lolita” “Teléfono Rojo” o “2.001”. Pero aun así se pueden extraer ciertas dosis autobiográficas en sus películas coetáneas con su relación con Emilio: De “La naranja mecánica” se puede extraer el miedo de SK por un futuro incierto para sus tres hijas que quieren “volar del nido”, como deja expresado esto en una charla que describe D’Alessandro de la incomprensión a que una de sus hijas quiera dejar el hogar paterno para hacer su propia vida; O de “Barry Lyndon” puede ser una proyección propia sobre un advenedizo judío que irrumpe en la sociedad inglesa; O “The shinning” ser una exposición del aislamiento a que el propio SK se ha sometido voluntariamente.
D'Alessandro y su esposa Janette (de origen inglés, con la que se casó en 1962) viven en Italia (en Cassino), a hora y media al sureste de Roma. Hablando en la finca que pertenecía a su padre.
En conjunto, no soy objetivo, pues me siento “vampirizado” por la magnética personalidad cuasi-mística de SK, y me he sentido absorbido por el documental. Fuerza y honor!!!
Emilio D'Alessandro deja constancia de su nulo gusto por el mundillo del cine, renegando de acompañar a Jack Nicholson durante el rodaje de “The shinning”, o recomendando a Charles Bronson para el rol de Nicholson. Llega a admitir que nunca vio una película de SK hasta su jubilación, tras lo que declaró sentir que sí, trabajaba para un Genio. Dejandoun turbador epílogo sobre esto al final de los créditos, ello cuando Emilio cuenta que SK le preguntó que cual era la película que más le gustaba de él, Emilio dijo “Spartacus”, y SK puso mala cara y respondió “Spartacus. No me gusta mucho”.
Realmente como bien dice el director del documental Infascelli, "No está claro qué función espiritual o vacío Kubrick llenó con Emilio. La vida de Emilio estaba llena cuando Stanley llegó, y ya tenía su vida. Tenía una esposa y dos hijos y una pasión en la que era bueno: correr en coches. Quién sabe dónde pudo haberlo llevado eso". Es decir, Emilio es un elemento de extrarradio del puzle de personalidad de SK, alguien que puede contar (desde su personal filtro), su punto de vista del carácter del Mito, pero no es alguien esencial para entender la vida de SK. Este ya había dirigido “Atraco perfecto”, “Senderos de gloria”, “Lolita” “Teléfono Rojo” o “2.001”. Pero aun así se pueden extraer ciertas dosis autobiográficas en sus películas coetáneas con su relación con Emilio: De “La naranja mecánica” se puede extraer el miedo de SK por un futuro incierto para sus tres hijas que quieren “volar del nido”, como deja expresado esto en una charla que describe D’Alessandro de la incomprensión a que una de sus hijas quiera dejar el hogar paterno para hacer su propia vida; O de “Barry Lyndon” puede ser una proyección propia sobre un advenedizo judío que irrumpe en la sociedad inglesa; O “The shinning” ser una exposición del aislamiento a que el propio SK se ha sometido voluntariamente.
D'Alessandro y su esposa Janette (de origen inglés, con la que se casó en 1962) viven en Italia (en Cassino), a hora y media al sureste de Roma. Hablando en la finca que pertenecía a su padre.
En conjunto, no soy objetivo, pues me siento “vampirizado” por la magnética personalidad cuasi-mística de SK, y me he sentido absorbido por el documental. Fuerza y honor!!!