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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Un poderoso estudio de Hollywood ha comprado para su próxima película una histórica locomotora uruguaya del siglo XIX. Aunque la noticia es motivo de orgullo para muchos uruguayos, no es bien recibida por los veteranos miembros de la Asociación de Amigos del Riel. Decididos a boicotear el traslado de la locomotora a Estados Unidos, tres de ellos y un niño, movidos por la consigna "El patrimonio no se vende", secuestran la máquina y se ... [+]
18 de noviembre de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
383/05(05/11/21) Interesante dramedia dirigida en su film por el uruguayo Diego Arsuaga (guión del propio Arsuaga, junto a Fernando Javier León Rodríguez, Beda Docampo Feijóo, sobre una historia de Andrea Pollio y Andrés Scarone), protagonizada por un homérico trío de veteranos Federico Luppi, Héctor Alterio, Pepe Soriano, curiosamente los tres nacidos en Buenos Aires, tres titanes de la actuación que desbordan la pantalla con su fuerte personalidad y gran expresividad, haciendo de tres amigos embarcados en una aventura para defender la ‘dignidad’ y patrimonio de Uruguay, como contrapunto y antagonista está Gastón Pauls, la joven visión pragmática y capitalista de la vida. Es un relato embestido de un buenismo agradable de ver si no te paras a pensar y a rascar, pues si analizas su premisa me resulta muy egoísta por parte de los protagonistas, pues yo, que creo en la propiedad privada, encuentro que si la locomotora es de alguien y la quiere vender al mejor postor está en su derecho de hacerlo a quien desee, e incluso de regalársela a quien quiera, es suya, y si no que el gobierno de Uruguay oponga más plata y se la quede, pero él que como la considero parte de nuestro patrimonio, porque yo lo valgo, tú no puedes vender lo que es tuyo’, pero que atropello es este! Entiendo que es una metáfora del expolio que pueden sentir algunas naciones ante el poderío de otras, pero esto lo entendería si tratara de un bien necesario, pero es una simple locomotora! También entiendo puede verse como una alegoría sobre el cine, de cómo el de Hollywood (la locomotora es vendida a Hollywood, y no me lo creo se les costee trasladarla de Uruguay a USA, como si en USA no hubiera de estas máquinas?) vampiriza otras industrias fílmicas, puede ser una reivindicación del cine de autor. Pero en el centro me queda una chusca idea contra el capitalismo global, alguien tiene algo y lo vende, y punto, uno cuando vende quiere sacar el máximo provecho, y si este propietario de la locomotora le hace falta la plata para mantener una fábrica con 100 trabajadores? Pero la simpleza con que se cuenta este ‘problema’ me resulta grimante.

La noticia de la compra de una histórica locomotora uruguaya, La 33, del siglo xix por un estudio de Hollywood es motivo de orgullo para muchos uruguayos, aunque no es bien recibida por los veteranos miembros de la asociación Amigos del Riel, quienes, decididos a boicotear el traslado de la locomotora a Estados Unidos y movidos por la consigna «el patrimonio no se vende», secuestran la máquina y se lanzan a recorrer las vías del interior del país. Los tres viejos, Pepe, el ‘Profesor’ y Dante (Federico Luppi, Héctor Alterio) y un niño, Guito (Balaram Dinard), intentan protegerla secuestrándola. Con la máquina viajan por todo el país (Uruguay) intentando escapar a Brasil.

Teniendo que salvar esta idea de inicio chirriante me encuentro un agradable film de ver, con tres actores en estado de gracia, que es una delicia verlos interactuar con sus diferentes caracteres, embarcados en una road-movie con trazas de western ocasístico (donde la fotografía del español de origen alemán Hans Burmann se deleita con la hermosa estepa uruguaya de la región de Tacuarembo con planos surcados por la locomotora de vapor que proyecta beldad a los fotogramas, esto adornado por una deliciosa música de Hugo Jasa) cuasi-capriano en su idea de (solidaridad) que él pueblo llano ayuda a las causas ‘justas’ (ello con la inclusión de un niño como signo de esperanza en el mañana que vaya manando estos ‘ideales’). Un relato bañado de optimismo, con reminiscencias al bíblico relato de David contra Goliat (los ancianos contra el poder estatal), una oda a la vejez, a la amistad, a la picaresca en pos de alcanzar tus objetivos, con momentos divertidos y que te hacen esbozar una sonrisa, con otros que emociona (que decir de esos ramalazos de Alzheimer), con diálogos ingeniosos y un desarrollo Ágil, merced a su metraje que no llega a la hora y media, siendo una película entretenida, donde fluye constantemente la nostalgia del pasado. Pero eso sí, tramposilla, con dosis de sentimentalismo simplista, con un final harto previsible, con una carencia total de tensión, pues se nota en su tono el clima de ligereza, donde la profundidad es escasa, con unos personajes delineados de modo esquemático.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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