FA
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Voto de Neathara:
6
8,2
13.038
Drama
Una pareja de ancianos viaja a Tokio para visitar a sus hijos, pero ninguno de ellos tiene tiempo para atenderlos, por lo que deciden enviarlos a un balneario. Cuando regresan, la madre pasa una noche en la casa de una nuera, viuda de uno de sus hijos. A diferencia de sus cuñados, Noriko muestra afecto por sus suegros y conforta a la anciana. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2010
21 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses, vi una película americana de finales de la década de los treinta que al igual que "Cuentos de Tokio", trata sobre una pareja de ancianos dejados de la mano de Dios por sus ocupados hijos.
Al parecerme esa película una obra maestra que todavía me pesa en el corazón haber visto, decidí hacer caso de una de las eternas pendientes de mi lista de recomendaciones y así es como llegué a esta película de Ozu.
Los parecidos son grandes. A pesar de la diferencia entre idiomas, gestos y costumbres, los hijos son egoístas, los padres ancianos son una carga y el dilema entre amor, deber y comodidad es idéntico en cualquier parte del globo que presuma de "civilización" avanzada.
Pero "Cuentos de Tokio" tiene compradas casi todas las papeletas de la tómbola. Dirigida por un cineasta de culto, además de japonesa, lenta y larga, contaba de base con muchas más ventajas de cara al mundo que la otra película que tengo en mente y que a día de hoy cuenta apenas con doscientos votos en Filmaffinity en contraposición a los casi tres mil de la obra de Ozu.
Sin embargo, se dejaron en el fondo de la cesta la última papeleta y la más importante: la sutileza. Sí, no estoy loca. La melliza americana de "Cuentos de Tokio" es sutil. "Cuentos de Tokio", no lo es. Eso que iba de camino al ocho. Vaya hachazo. No me lo esperaba.
En el spoiler y sólo para aquellos que hayan visto "Dejad paso al mañana" y "Cuentos de Tokio", la razón por la cual América, por una vez, gana por la mano.
Al parecerme esa película una obra maestra que todavía me pesa en el corazón haber visto, decidí hacer caso de una de las eternas pendientes de mi lista de recomendaciones y así es como llegué a esta película de Ozu.
Los parecidos son grandes. A pesar de la diferencia entre idiomas, gestos y costumbres, los hijos son egoístas, los padres ancianos son una carga y el dilema entre amor, deber y comodidad es idéntico en cualquier parte del globo que presuma de "civilización" avanzada.
Pero "Cuentos de Tokio" tiene compradas casi todas las papeletas de la tómbola. Dirigida por un cineasta de culto, además de japonesa, lenta y larga, contaba de base con muchas más ventajas de cara al mundo que la otra película que tengo en mente y que a día de hoy cuenta apenas con doscientos votos en Filmaffinity en contraposición a los casi tres mil de la obra de Ozu.
Sin embargo, se dejaron en el fondo de la cesta la última papeleta y la más importante: la sutileza. Sí, no estoy loca. La melliza americana de "Cuentos de Tokio" es sutil. "Cuentos de Tokio", no lo es. Eso que iba de camino al ocho. Vaya hachazo. No me lo esperaba.
En el spoiler y sólo para aquellos que hayan visto "Dejad paso al mañana" y "Cuentos de Tokio", la razón por la cual América, por una vez, gana por la mano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El travelling en "Cuentos de Tokio" es adecuado y bonito, pero es un recurso melodramático poco inesperado, en cierto modo convencional, lo cual no permite acercarse a la emoción tal y como debería. En "Dejad paso al mañana", sin embargo, hay una escena que no tiene igual en toda la película de Ozu. Los ancianos, en su última noche juntos, van a besarse, cuando de repente ella se gira y mira directamente a cámara. Entonces, es como si se cerrase una cortina ante los ojos del espectador: el beso es hurtado a la mirada. Es una de las cosas a las que me refiero cuando hablo de sutileza.
Pero lo más grave a mi juicio y que hace que la película de Ozu desmerezca mucho de por sí es la innecesaria conversación de la nuera que acoge a los ancianos y que da toda una explicación a su hija de todo lo que en la película debería venir de forma implícita. Es más, la mujer hace un análisis de lo que pretende decir el filme EN PALABRAS. Los hijos no son egoístas, dice, es que tienen que vivir y cargan con sus propias responsabilidades. ¿Pero qué es esto? ¿Porqué me están dando estas explicaciones? ¿Confía tan poco el director en su película que tiene que reforzar el mensaje con una conversación de esta índole?
Sutileza baja al nivel cero. En "Dejad paso al mañana", nada de esto se explica: todo se deduce, como debe de ser. A partir de este momento, "Cuentos de Tokio" ha dejado de emocionarme. He visto asomar al director y me ha parecido que todo era un teatro.
Pero lo más grave a mi juicio y que hace que la película de Ozu desmerezca mucho de por sí es la innecesaria conversación de la nuera que acoge a los ancianos y que da toda una explicación a su hija de todo lo que en la película debería venir de forma implícita. Es más, la mujer hace un análisis de lo que pretende decir el filme EN PALABRAS. Los hijos no son egoístas, dice, es que tienen que vivir y cargan con sus propias responsabilidades. ¿Pero qué es esto? ¿Porqué me están dando estas explicaciones? ¿Confía tan poco el director en su película que tiene que reforzar el mensaje con una conversación de esta índole?
Sutileza baja al nivel cero. En "Dejad paso al mañana", nada de esto se explica: todo se deduce, como debe de ser. A partir de este momento, "Cuentos de Tokio" ha dejado de emocionarme. He visto asomar al director y me ha parecido que todo era un teatro.