Es curioso el comienzo, en el que se nos presenta la manera en que la protagonista siente y vive los cuadros, por el síndrome Stendhal. Algo literal, ya que llegamos a adentrarnos en los mismos, escuchando sonidos e incluso sumergiéndonos en un mar. Esta parte, para mi resulto de lo más original. Luego llega la trama policial, en la que un violador se dedica a sembrar el terror en la ciudad y en la que la protagonista, será victima de una de sus violaciones y juegos atroces…
En algunos momentos cuesta creer las situaciones y comportamientos del personaje principal. La historia tarda en desarrollarse, llegando a resultar excesivamente pausada.
El desenlace podría sorprender a más de uno, pero bueno, en mi caso digamos que lo fui intuyendo. Así que no fue tan mayúscula la sorpresa.
Creo que la idea de la que parte es buena, pero que el director no supo imprimirle la tensión y dinamismo adecuados.