No es el tipo de serie que me atrae, por eso me sorprende doblemente el que me haya tenido enganchada este gigante, que me recordaba a Arny de joven, con el que he disfrutado de su superioridad física, dando estopa y partiendo piernas, cuellos o lo que haga falta a los malos malísimos que reciben, por una vez, su merecido sin ningún remordimiento moral, después de dejar un rastro de cadáveres entre los corrientes vecinos de Margrave y alrededores.
La avaricia campa a sus anchas y los negocios ilegales son capaces de corromper todo lo que tocan.
Dejo de lado el cómo llega Reacher a Margrave que está un poco cogida por los pelos, y me dejo llevar por la envergadura, y el físico de este héroe vagabundo, con la fuerza de tres hombres y la determinación del que cree en la justicia y no tiene reparo alguno en cargar con las consecuencias de sus actos.

Acompañado por unos secundarios maravillosos, que introducen cuestiones profundas de nuestras sociedades actuales como el papel de la mujer, el racismo y el clasismo en EE.UU y que dan un contrapunto estupendo a la honestidad y brutalidad del héroe de esta serie.

Los recuerdos del pasado te permiten conocer cómo ha llegado a ser lo que es, que de una manera innata su sentido de la justicia le ha llevado hasta aquí.

Es una serie violenta, pero, por una vez, he disfrutado de este brazo ejecutor. Ójala hubiera una segunda temporada.