Decepcionante en todo su conjunto.

En la primera parte, gloriosa donde las haya en cuanto a género medieval, por la reconstrucción en las formas de vida, de pensar, y de actuar de la era medieval según los deberes de cada personaje, diferenciando a los nobles de los plebeyos, y a los consagrados a Dios con los seglares, donde la fortaleza de Rochester a manos del templario Thomas Marshal y sus hombres resistía los embistes de muy canalla Juan Sin Tierra y sus secuaces vikingos, aquí todo brilla por su ausencia.

Un reparto indigno, unos personajes que ni siquiera están decentemente escritos, tan solo para que su trabajo sea descafeinado al menos, y obtener el ansiado 4 y con él las esperanzas de recuperarse con otras cualidades que rediman a la peli para aprobar, esta segunda parte ha sido una loa al caos.

Batallas desangeladas, cruentas y estúpidas que vienen de la mano de personajes sin definición, el retrato de la atmósfera demasiado basta y sin ningún tipo de moraleja, la lineal historia...todo influye para catapultar a esta pesada película a un reciclador de la basura cinematográfica más preponderante, donde los bajos instintos ahondan entre los personajes y nada tiene sentido.

Su reparto es una tragedia, a excepción de Michelle Fairley, pero que en ocasiones roza la irrisión, con una Roxanne McKee de nuevo de niña mimada, y un protagonista que ni en su pueblo lo conocen, también el guión original lo es.

Demasiada acción sobreactuada, poco perfil de los personajes.
A los compañeros de armas hay que conocerlos, y aquí todos saben de todo, pero nadie hace nada.

Decepcionante historia, con efectos lerdos que no llegarán muy lejos y una búsqueda inaceptable y egoísta.

No merece la pena, encontrarás poco importante esta película teniendo la original primera parte que es una maravilla de su tiempo.