Desgraciadamente, este episodio no aborda un futuro inimaginable, sino todo lo contrario. Es presente puro y duro. El uso de las redes sociales son todo menos sociales. Ya no hablamos por teléfono, mandamos mensajes de texto. Ya no compartimos experiencias, enviamos whatsapps. Ya no nos reunimos con amigos, creamos a través de las redes grupos de falsos amigos. En definitiva, estamos en contacto diario con personas -personajes- con perfiles totalmente afables pero, paradójicamente, desconocidos.

Este capítulo no creo que esté a la altura de sus predecesores, pero al menos merece el visionado, no ya por su carácter innovador, que es francamente escaso, sino por su ácida crítica al aborregamiento de la sociedad.