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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
6
Drama El señor Esteve, dueño de una mercería y orgulloso de su hijo Ramón, acude al bautizo de su nieto. Veinte años después, Ramón fallece y el señor Esteve se da cuenta que los tiempos han cambiado y que peligra la tradición familiar de la mercería. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el idioma catalán, “La botiga” es la tienda, en este caso una mercería como símbolo de una estirpe, los Esteve, reflejando la iniciativa comercial de la pequeña burguesía catalana. Edgar Neville fue un polifacético autor que cultivó todos los géneros artísticos: teatro, poesía, novela y cine. Neville hizo en todo ello, del humor su profesión, fue un maestro dentro de la comedia costumbrista habitualmente madrileña, pero aquí se atreve a retratar el costumbrismo catalán a través de esta familia de emprendedores y sus amistades desde una sutil ironía que en el fondo es pura ternura y humanismo por sus personajes. Este film es uno de sus más humildes y menos conocido y contado en poco más de una hora. Basada en una novela de Santiago Rusiñol “El auca del Sr. Esteve” que transcurre en la Barcelona del siglo XIX, cuando el negocio familiar pasaba de padres a hijos generación tras generación, con sus alegrías y penas, sus cotilleos, sus chascarrillos y sus anécdotas.

Alberto Romea encarna perfectamente al patriarca de los Esteve, su mentalidad austera y sus principios pragmáticos, que procura mantener su linaje desde las buenas costumbres, con su visión conservadora basada en el matrimonio, la familia, del trabajo bien hecho y su visión ilusionante de una Barcelona industrial de las más desarrolladas del mundo. El problema comienza cuando a uno de los nietos prefiere el arte al negocio, un descendiente díscolo que pone en peligro la saga de los Esteve. El film es simpático y entrañable, y recoge perfectamente las tradiciones populares y la idiosincrasia catalana, sus excursiones campestres además de sus rituales sociales. Los secundarios son fabulosos entre ellos Pepe Isbert y Julia Caba Alba. Sin olvidarnos de la Sagrada Familia cuya silueta preside la ciudad y nos anuncia la arquitectura de Gaudí.

Rusiñol fue un catalán universal, popular figura de la vida bohemia y hombre sabio, pintor y escritor que se sirvió del humor y la ironía para reflejar las flaquezas humanas. Nunca olvidaré la anécdota jocosa que me contó un amigo catalán ya fallecido de nombre Maurici al que dedico mi reseña, decía que en una ocasión Rusiñol entró en un café lujoso de la ciudad Condal, al parecer no muy elegantemente vestido, apresuradmente los responsables del local le invitaron a abandonarlo por su indumentaria poco apropiada para el lugar. Al día siguiente apareció por el mismo café, elegantemente vestido y se acercó a la barra para pedir un chocolate, cuando se lo sirvieron y ante el asombro del resto de los clientes comenzó a esparcirlo sobre su traje inmaculado mientras decía: “Toma el chocolate que me lo han servido gracias a tí”. Buena prueba de su desprecio por las apariencias. Sin más comentarios.
EL ALBATROS
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