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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
7
Drama Elvira, la hija de un militar caído en desgracia, ingresó en un convento siendo muy joven. Algunos años después, a causa de una crisis, decide abandonar la vida religiosa y regresar a su casa de Madrid, buscando el apoyo moral de su querida tata. Sin embargo, el país ha cambiado tanto durante sus años de enclaustramiento que poco o nada tiene que ver con sus recuerdos de infancia. (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2017
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia agridulce que reivindica al mejor Borau, profundo e inteligente en las relaciones humanas de sus personajes. Lo primero que llama la atención de esta película, ahora que los jóvenes espectadores se quejan de las películas donde no pasa nada, a las que definen como lentas, confundiendo ritmo con atropello, es la cantidad de cosas que suceden en sus escasos 100 minutos de metraje. A pesar de semejante acumulación de acontecimientos, las relaciones entre los personajes y el discurrir narrativo del relato es fluido y presentado sin el más leve atisbo de confusión que pueda desorientar al espectador por entre sus meandros que no faltan.

La relación de cuatro parejas de hermanos (Tata y Bordetas, Elvira y Alberto, Cristina y Almudena, Ollie y Popea) y una más de “hermanas” (las monjas Magda y Amelia), en torno a los que gira una historia que refleja un retrato de familia complejo. A partir de un guión que parece construido como un preciso mecanismo de relojería, que condensa, interrelaciona y sintetiza todo lo anteriormente apuntado. La historia de una tata que canaliza y modera todas las claves: de un general franquista posteriormente encarcelado por el dictador, al que su familia pretender publicar sus memorias; de una ex novicia hija del militar, a la que le tiemblan las rodillas cada vez que la miran los hombres; de un vecino anclado en la infancia, recluido entre juguetes y recuerdos; de un fascista más reaccionario que su propio padre al que pretende dignificar.

Todo esto y mucho más aparece en este film que más que reír, te invita a sonreír y reflexionar sobre nuestros fantasmas históricos de una guerra fratricida entre españoles hermanos y lo difícil de cicatrizar al cabo de tantos años. Borau nos muestra en forma de parábola una divertida reflexión sociopolítica sobre la difícil conquista de la libertad y la democracia, todo ello sugerido y no impuesto por el cineasta. Una historia en apariencia amable, en realidad nada complaciente y en el fondo aberrante sobre los niños del franquismo.

El film cuenta con tres complejas operaciones estilísticas que aparecen sin fisuras en su puesta en escena. La primera es el prólogo del film que se desarrolla en la finca aragonesa de “La Bota”, la nostalgia y melancolía por los viejos tiempos (sensacional Imperio Argentina). La segunda es una transposición del mundo de los juegos infantiles al universo de los adultos (genial Alfredo Landa), en función de la cual Elvira (Maura), Teo (Landa) y Alberto (Rellán) se comportan como cuando eran niños. Y la tercera es la transposición de las maneras escénicas del teatro al espacio fílmico. Magistral fotografía del maestro Teo Escamilla. Gracias por la atención prestada a estas impresiones.
EL ALBATROS
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