La heterodoxia estética de la que hablo hace acto de presencia en el momento en que la androide protagonista, se transforma en esa especie de divinidad flotante y letal que parece salida de alguna obra de segunda fila (aunque, no obstante, tiene mucho encanto, no lo niego). Ahí hay un quiebro temprano en el rumbo que parecía tener la historia, que le deja a uno bastante aturdido. Luego llegan las criaturas, las visiones de gente muerta, las manifestaciones sobrenaturales, los sueños, el misterioso origen de la ciencia y la fe de los creyentes, las profecías, los seres encapuchados y también misteriosos, las voces que te hablan y te vuelven loco y, por fin, la serpiente flotante del último capítulo, que no hay por donde cogerla, todo ello en el marco de una guerra entre creyentes y ateos que recuerda peligrosamente a ese "man of science, man of faith" de Lost.

En la parte positiva, me gustaría resaltar el acierto en el casting del personaje de Madre, que le viene como anillo al dedo a la actriz protagonista. Por lo demás, aunque hay elementos estéticamente atractivos que son los que le dan el appeal a la serie, en general la puesta en escena, la narración y la construcción de los personajes son torpes, genéricas, caóticas y pobres.