Es difícil resistirse a la influencia de los Oscar, y eso que el musical no está entre mis preferencias y las críticas apuntaban al peor de los escenarios para mis gustos, pero no tuve más remedio que pasar religiosamente por taquilla y mantener viva la esperanza de volver a ver una versión en color y sonido de "The Artist", quizás un "Cantando bajo la lluvia" o un "Con faldas y a lo loco", o ya puestos a pedir un musical de "Eva al desnudo". Pero no, esto, al menos a mi, no me gustó.

Desde el primer segundo quedan claras las intenciones, una revisión de los grandes musicales con fastuosos números de baile de la época dorada de Hollywood, con vestuarios y escenarios muy coloridos, ambientada en Hollywood e incluyendo una historia de amor casto. Pero si está bien que el novio vaya al cine y le coja la mano a la novia en lugar de meterle mano, o que las escenas de sexo estén cortadas, tampoco hay pegas a las canciones de estilo cinematográfico clásico ni al jazz en lugar del hip-hop, rock o lo que sea moda para bailar, hay algo que no termina de funcionar. Creo que la cinta ofrece todo esto envuelto en una ambientación realista, con personajes sin dinero que quieren superar las adversidades y números musicales adaptados a escenarios reales, hasta los actores protagonistas no parecen tener grandes dotes musicales, sin embargo hoy día resulta demasiado poco creíble, hasta el punto de alcanzar el anacronismo. Una gran mejora hubiera sido si cambiase algo el guión, por ejemplo que todo fuese un juego para engañar a los abuelos más rancios con lo de que los jóvenes actuales son dignos y buenos, o si el final, muy diferente y fantasioso con respecto al resto de la cinta, hubiese sido la tónica general.

Este musical favorito de los Oscar 2017 no me ha convencido, llegando a llevarme a no recomendarlo.