Enigmática y contundente. Con un ritmo lento y demoledor que irá envolviendo con su elegante e inquietante atmósfera al espectador que se entregue a ella hasta dejarlo atrapado durante días.

Trabajo sobresaliente de todos los actores. Jake Gyllenhaal sigue sin decepcionarme. Nos regala una interpretación cargada de delicadeza, de matices, de contención y de extremos, ofreciéndonos una montaña rusa de emociones desde la debilidad más desconsolada, pasando por la impotencia mas frustrante hasta explotar en la rabia más profunda y sobrecogedora en el mismo plano.

La historia enfrenta una personalidad fría y pragmática a otra sensible y...débil, mostrando la diferencia entre ambas a la hora de afrontar una carencia. Una muere poco a poco ahogándose en su vacío, y a la otra le sirve para realizarse, usándola como inspiración para una descarnada obra.

Acaso el dolor no sirve a los artistas para crear sus mejores obras?