Es increíble como una película del 82 le puede dar mil vueltas a la gran mayoría de películas de terror actuales. Y no solo por el guión, actuaciones, diseño, ritmo y banda sonora. Los efectos especiales, aunque se nota que son ochenteros, son una auténtica pasada. El único momento que se ve más cutre es en el comienzo de la famosa escena del espejo, y aún así es una gran escena. El resto de efectos están realizados con mucha inteligencia y sobre todo con muchísimo gusto, aprovechando al máximo los recursos de la época.

Otro de los grandes puntos fuertes de este film es su banda sonora. Al igual que los efectos especiales, no se puede negar el sonido ochenteros que desprende, no obstante es muy buena y está muy bien insertada en la película. La banda sonora corre de la mano de Jerry Goldsmith, un compositor no tan conocido por su nombre como otros, pero que hemos escuchado en decenas de películas, incluso, si no me equivoco, ganador de un Oscar por la genial banda sonora de 'La Profecía'.

El reparto también es uno de los grandes puntos fuertes. Imposible olvidar a Carol Anne, la carismática niña de cabello rubio; a su hermano con esos dientecillos de conejo; y sobre todo inolvidable la médium que les ayuda. Es curioso la obsesión que tenían a finales de los 70 y durante los años 80 con los personajes enanos, sabios y poderosos.

En resumen, no solo es una película redonda por su gran nivel técnico. Este film consiguió lo que poquitas han conseguido a lo largo de la historia; ha conseguido dejar un buen puñado de escenas, personajes y diálogos para el recuerdo y ha sido homenajeada, mencionada o copiada posteriormente en multitud series y películas.