Las actuaciones son malas, los giros previsibles, los sustos se basan en subidas de volumen e imágenes rápidas y no hay nada, absolutamente nada que la haga diferenciarse de la competencia. No está muy mal, pero es más de lo mismo.

Tiene toda la pinta de que a alguien de la producción o dirección le apetecía verle los pechos a Sara Snook pero a esta, como es lógico, no le apetecía mucho ir enseñando las tetas. Snook se pasa toda la película luciendo unos escotazos bastante llamativos, aún cuando lleva la chaqueta puesta. Curiosamente en una escena en la que se baña en una bañera y tiene una pelea con la fantasma de turno, ambas embadurnada en una especie de chapapote fanganoso... justo en esa escena, Snook está vestida con pantalón y camiseta (insisto en que se está bañando en la bañera). Está claro que a algún pervertido le salió mal la jugada.