Durante sus 159 minutos, que no se hacen largos en absoluto, se perfilan muy bien siete personajes, y aún así para muchos siempre permanecerán en una ambigüedad en la cual sus actos son incongruentes o reprobables.

Desde el principio el personaje de Gregory Peck rechaza la violencia ante las provocaciones para posteriormente caer en ella, esto puede ser visto como falsedad, como si tratase de ocultar lo que es. Aquí se muestra la diferencia entre lo que es realmente alguien por dentro y lo que aparenta de cara a los demás, Peck no teme montar a Trueno ni enfrentarse a Charlton Heston, pero considera que esos actos no deben ser un circo para los demás ni para fanfarronear, por lo que prefiere hacerlo en privado, su honor le dicta resolverlo pero con discreción, sin afán de humillar a nadie, pese a convertirse el en objeto de las burlas de todos como cobarde o “extraviado”.

Peck borda este papel de hombre educado, equidistante y justo, y son los actos los que determinan lo que ha de ocurrir. Su prometida, Carroll Baker, no le ve, es incapaz de conocerlo, y pese a su fortaleza de carácter y valentía, demuestra una notoria falsedad, al querer arreglar las cosas con el solo después de que Jean Simmons le confiese la venta de sus tierras como regalo, justo lo contrario del interior de la propia Jean, fingiendo que quiere permanecer en el rancho de Burl Ives y junto a Chuck Connors, para evitar que hagan daño a Peck, así pues la diferencia y dualidad entre el carácter caprichoso y déspota de Carroll y el sacrificio, sobriedad, inteligencia y dulzura de Jean son evidentes.

También están magnifícame representadas las diferencias entre Charles Bickford y Burl Ives, que ofrece una actuación excelsa desde el momento en el que entra en escena con su soliloquio, uno vive entre riqueza y el otro de forma austera, les distancia la honestidad y el rango, pero ambos comparten un ansía de venganza destructiva capaz de acabar con todo.

Entre sus hombres de confianza, es perfecto el retrato de un Charlton Heston salvaje, machista, pero también leal ante todo, y su contraparte con la vileza de Chuck Connors.

En la escisión que vemos de una historia mayor, la de la vida, asistimos al ocaso de unos viejos modos, de los que vemos el final de su historia, y a la llegada de una nueva civilización, que tiene todo el camino por recorrer todavía.