Una rara avis, surgió del mejor momento de HBO que dio libertad a Alan Ball tras American Beauty para hacer lo que quisiera. Y escogió todos los temas posibles, porque Six Feet Under muestra a una pequeña familia que regenta una funeraria, pero antes del fundido en blanco, vemos una muerte. La muerte está presente de forma permanente, es ineludible, y esto hace más conscientes a los personajes de su propia vida, de cómo la viven, de que querrían cambiar, de que errores cometen y en definitiva de quienes son y de quienes querrían ser.

Construye la vida a través de retales, fragmentos, partes de un mosaico, donde cabe todo, cada análisis, emoción, pensamiento, sentimiento, y cada personaje, incluso los más secundarios, son complejos, contradictorios, cambiantes, reales, humanos.

Vi esta serie hace muchos años, sin prisas, a episodio por semana, y siempre aportaba multitud de reflexiones, en ocasiones podía ser densa o tediosa o deprimente, como la vida misma. Pero hoy recuerdo perfectamente la mayoría de detalles, la psicología y emociones de la mayoría de personas más que personajes, debido al trabajo tan profundo y concienzudo que realizaron, y no me caben dudas de que es la mejor serie que he visto nunca, con el final más perfecto y emotivo.

Cada aspecto, canción, fotografía, actuación, guion, forma parte de un conjunto muy trabajado, y logra fundirse en un todo que encaja a la perfección y trascender, como hace el mejor arte.