Yo, con ese título y con ese actor principal, me había hecho un popurrí extraño en mi cabeza de tal modo que pensaba que la presente era "Dos en el cielo" (1943) mezclada con "Escrito bajo el sol" (1957). Es decir, John Wayne ejerciendo de ángel guardián de otro piloto. En fin, no, "Escrito en el cielo" tiene poco que ver con todo esto y es la que quería ver, una de las películas más taquilleras del año 1954 en su país, una superproducción de la época. Luego, ya llevando un rato, me doy cuenta que es a ésta a la que parodian en la saga de "Aterriza como puedas" (1980 y 1982), con poco fortuna, hay que añadir. En cualquier caso, una de las primeras de cine de catástrofes y en concreto de aviones, que viviría su edad de oro en la década de los años setenta, con un montón de títulos en este género y accidentes de toda clase por tierra, mar y aire.

Algo tiene que tener "Escrito en el cielo" para que a pesar de sus 147 minutos de duración, a su exceso de estatismo (apenas nos movemos de un pasillo de un avión), a sus discretos efectos especiales o a su sencilla historia falta de verdaderos momentos de suspense, no se haga aburrida, al contrario se vea con cierto agrado. Creo que sucede así por lo hábilmente que mezcla diversos géneros, la aventura, el drama, la comedia o el romance, por lo concisa que resulta en su estilo, pero sobre todo por las historias humanas que jalonan el relato. No hay nada del otro mundo, incluso a veces caen en lo remilgado, en el cliché o incluso en lo pasado de moda, pero te crees a este grupo humano y empatizas con él. Por lo demás, coincido con la afirmación que da título a mi crítica. Más aún, creo que Jennifer es el nombre más hermoso del mundo. Ala, ya está dicho.