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Voto de Reaccionario:
8
Ciencia ficción. Acción Los Ángeles, año 2029. Las máquinas dominan el mundo. Los rebeldes que luchan contra ellas tienen como líder a John Connor, un hombre que nació en los años ochenta. Para acabar con la rebelión, las máquinas deciden enviar al pasado a un robot -Terminator- cuya misión será eliminar a Sarah Connor, la madre de John, e impedir así su nacimiento. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2013
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Terminator" no es la primera película, ni la última, que aborda el enfrentamiento latente entre el ser humano y la tecnología por él creada. Desde "2001: Odisea en el espacio" hasta "Matrix" han sido muchas las que lo han hecho, pero ninguna con la claridad, apasionamiento, vistosidad y autenticidad que este clásico de 1984. Desde luego, "Terminator" es una trepidante y angustiosa cinta de acción, con la cacería de Sarah Connor (Linda Hamilton) como tema central y colofón a una guerra entre humanos y máquinas. En este sentido, hay secuencias espectaculares como el tiroteo en el Technoir, rodado parciamente en cámara lenta, que aprenden a usar este recurso otros directores, o la inolvidable recta final, pero siempre muy creíble, con un altísimo grado de realismo. Aquí no hay fantasmadas, guapuras, ni ridiculeces varias. "Terminator" es demasiado seria como caer en estas vulgaridades.

Todo lo dicho es cierto pero "Terminator" trasciende el mero coctel, ya de por sí notable, de acción, fantasía, ciencia ficción. Porque el duelo a muerte entre el implacable Cyborg (Arnold Schwarzenegger) y el esforzado sargento Kyle Reese (Michael Biehn) no es más que la metáfora de ese enfrentamiento entre la máquina y el hombre. La primera será invulnerable, inteligente, despiadada, fija en sus objetivos. En teoría, perfecta. Nosotros estamos llenos de defectos. En un momento dado, Kyle habla de que sentimos, no como ellos, "remordimientos, lástima, miedo y dolor". Quizás le faltó señalar, amor. Pero lo extraordinario es que estas "debilidades" son las que nos hacen grandes y a la postre vencedores en esta lucha final. Es precisamente el amor, más allá del tiempo y el espacio, lo que posibilita nuestro triunfo. Lo que hace Kyle no lo haría ningún artefacto. He aquí nuestro triunfo como especie.

Puestos a decir, el protagonista de este relato, es sin ningún género de dudas, Kyle Reese. Su papel si que es épico. La verdad es que no entiendo cómo el personal pudo quedarse con el armatoste robotizado, eso sí interpretado a la perfección por Arnold Schwarzenegger, que con el humano. Este es un héroe clásico, el que debe imponerse a enemigos que le superan con creces en fuerza bruta. Esto ha fascinado al ser humano desde hace milenios (Ulises y el Cíclope, David y Goliat, San Jorge y el Dragón, el gato con botas y el Ogro, etc.) y con el sargento creamos un nuevo par: Kyle Resse y Terminator. Sin embargo, parece que ahora nos identificamos más con el otro antes que con el hombre. De ahí el éxito del androide y el olvido del militar. El siguiente paso en la decadencia del concepto y el valor del ser humano se daría en la insulsa "Terminator 2" en la que ya el robot es el protagonista y el hombre, un simple palmero. Y la gente lo aplaudió.
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