Creo que el gran plus de esta película reside en no solo verla con bajas o nulas expectativas, sino que también hay que estar en un "mood" bastante relajado y poco exigente. De esa forma se puede llegar a conectar con la trama y, sobre todo, el ritmo y la narración propuesta por Martel.

La cinta está dividida en una primera hora que, reconozco, me costó entrar en tema y cohesionar con sus intensiones pero, contradictoriamente, era eso o había algo más que la volvía magnética y suficientemente atractiva para seguir mirándola a pesar de, por momentos, perderle el ritmo o perderme el hilo narrativo.

Ya en la segunda parte y final la narración toma otro rumbo más activo y uno ya está en sintonía con la vivencias de Zama, como así también con la excelente construcción de mundo y atmósfera de época. El retrato de situaciones, sin ser obvio ni remarcando primeros planos, solamente dejando a la interpretación del espectador le confieren otro punto de interés al guion.