Tras ver esta película solo te puede quedar un sentimiento de "quiero más" y una excitación cinéfila como hacía tiempo que no experimentaba.

Resulta un film adrenalítico lleno de acción y sentimientos encontrados que provocan un exquisito regusto en el paladar que resulta casi inexpresable. En esta película todo está perfecto con un guión excepcional a la vez que atípico que hace quedar a otras películas de boxeo o artes marciales bastante por debajo del nivel que Gavin O'Connor establece con este trabajo perfectamente llevado a cabo.

Los actores son super carismáticos, estando Tom Hardy simplemente espectacular. Nick Nolte realiza una labor interpretativa de las más altas que haya realizado entre su dilatada experiencia profesional. Joel Edgerton es quizás el que más flojo (por poner algún adjetivo) pero el desarrollo de su papel en esta película resulta imprescindible.

Es una película que te dejará con ganas de mucho más, pero no por las peleas o por las escenas de acción, que también. La estructura familiar expresada en este gran guión y cómo se desarrolla todo hasta que culmina con una sensación arrolladora de plenitud te hará sentir que el tiempo invertido en ver esta película ha sido pero que muy bien invertido.