La muy esperada segunda parte del best-seller creado por Suzanne Collins “Los juegos del hambre”, ha llegado este fin de semana a nuestras carteleras, y a juzgar por el aspecto de la sala y aun desconociendo los datos oficiales de recaudación, me atrevo a decir que arrasando en taquilla. Y es que a pesar del toque infantiloide que mostraba en esencia la primera entrega, la historia tiene unos componentes que cumplen con las premisas de arrastre de masas: Una historia fresca, estupendas aventuras, gran realización y presupuesto, y una historia de amor juvenil flotando en el aire que no se deja imbuir por la excesiva caramelización de bestias pasadas.
Ésta segunda entrega, “Los juegos del hambre. En llamas”, desobedeciendo al famoso dicho de que las secuelas son peores que las primeras partes, muestra realmente la historia que en letras mayúsculas iba esbozando la primera parte. En llamas comienza donde se quedó la anterior, con Katniss Everdeen (Jannifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson) como vencedores de las 74ª edición de los Juegos del hambre, y mostrando su falso amor allá donde fueran.
El poder del Capitolio, personificado en Coriolanus Snow (Donald Sutherland), y ante el creciente ambiente hostil en todos los distritos de Panem (ese país ficticio bajo una política opresora con el pueblo), al reconocer en Katniss a la abanderada de una revolución, decide celebrar una nueva edición de los Juegos del hambre, a modo de venganza hacia la joven protagonista, en el que se enfrenten los vencedores de otros años, (quienes supuestamente tenían la supervivencia garantizada), celebrando así “el vasallaje”, acto celebrado cada 25 años.
En “Los juegos del hambre. En llamas”, vemos unos personajes más maduros, más conscientes de la importancia de su papel, y donde vemos como se desvela lo que es la esencia de todo pueblo ante un régimen totalitario y opresivo: La revolución. Y es que una vez presentada la recreación del mundo ideado por Suzanne Collins en la primera cinta, ahora realmente contemplamos toda su magnificencia y todas sus posibilidades, en una historia que oculta una seria crítica hacia el reparto de bienes en la sociedad y también hacia los medios de comunicación.
Las luchas en los juegos son más voraces, menos ñoñas. El guión a pesar de tener puntos previsibles, es cuidado. El excelente reparto proporciona grandes instantes a los espectadores, más aún con la incorporación del siempre excelso Philip Seymour Hoffman y con la magnética interpretación que aporta Jennifer Lawrence, una actriz que domina e incorpora todos los matices y a la cual espero no le caiga encima la maldición de las ganadoras jóvenes de la estatuilla. Visualmente la película es espectacular, con sobre todo una escenografía y vestuario muy destacados. El metraje no se hace pesado (146 minutos), y todo ello gracias a la intensidad, tensión y al sabio entretenimiento visual y de fiel adaptación que en esta ocasión ha logrado Francis Lawrence, muy por encima de la dirección de la primera entrega a cargo de Gary Ross.
Plena de tensión y emoción en aumento, llegaremos a un final, que si en la primera entrega nos quedamos con ganas de más, en ésta ocasión todo lo anterior se quedará corto, pues éste final más ansias por alcanzar el tercer y último libro todavía te dejará con que será dividido en dos películas –como ya sucediera con Harry Potter o con Crepúsculo–, Sinsajo 1ª parte en 2014 y Sinsajo 2ª parte en 2015. Todo un ejercicio de santa paciencia para el ávido lector.
Para terminar solo añadir una cosa: ¡Qué grande eres Stanley Tucci!
Valoración: 7,5

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