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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
5
Terror Jerry Blake es un hombre que vive obsesionado con la idea de tener una familia perfecta: una casa de lujo, una mujer preciosa y unos niños encantadores. En una ciudad tranquila, cerca de Seattle, se casa con Susan y se convierte así en el padrastro de Stephanie, una chica de 16 años. Todo va bien hasta que Stephanie empieza a sospechar que Jerry es el hombre que hace un año mató a su familia sin que lograran atraparlo... (FILMAFFINITY) [+]
24 de noviembre de 2009
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez un individuo que anhelaba tener una familia perfecta. Y eso, en Estados Unidos, equivale a presumir de una esposa guapa y adorable y de unos hijos guapos, cariñosos y aplicados. Todo ello, claro está, en el entorno adecuado. Ya sabéis: casita de madera, desván, sótano, garaje, césped, cortacésped y columpio. Pero lo que este individuo ignoraba es que ese cándido deseo no era más que una quimera. Un espejismo roto en mil pedazos que había que subsanar a toda costa. Y cada vez que la familia le fallaba, nuestro individuo cortaba por lo sano. Digo por lo sano porque nuestro individuo no dudaba en rebanarle el pescuezo a cualquiera de sus seres queridos con tal de finiquitar ese proyecto familiar fallido e iniciar el siguiente. Sí, ya sé que divorciarse o ir a por tabaco y no volver hubiera sido menos macabro y arriesgado, pero resulta que el tipo coleccionaba familias y que esto es una peli de terror ¿o no?

Pues bien, la premisa argumental que os acabo de resumir es lo único rescatable y decoroso que cuenta en su haber la peli de Ruben. Por lo demás, nada que no sea ideal para practicar el respetable ejercicio de usar y tirar. Sobre todo cuando te lo ponen a huevo: look telefílmico, guión previsible, interpretaciones discretísimas y atmósfera cero. Ah, y de terror nada. Pero nada de nada. Todo lo más, se le supone. Como el valor en los soldados. Porque, vaya, cuando sabemos de qué pie calza el padrastro de los cojones desde el primer minuto de metraje, cualquier susto de los que intercalan hábilmente los guionistas de esta historieta no puede tener otra intención que la de mantener a la audiencia libre de duermevelas y bostezos varios hasta los títulos de crédito. Y aunque lo consigue, qué queréis que os diga... En fin, vedla si os llama la atención. Pero yo me lavo las manos ¿ok?
Taylor
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