No se puede negar la originalidad de la idea central que mueve esta “Mortal Engines”: enormes ciudades (Londres, París…) que se mueven sobre gigantescos sistemas de tracción y pelean contra otras ciudades para absorber sus recursos humanos y materiales. Además, el uso insistente del nombre de Peter Jackson durante la promoción de la película como responsable, en cierta e indefinida medida, de tareas de guion y producción ayudó a disipar posibles dudas sobre la viabilidad técnica de llevar a la pantalla semejante despliegue de manera convincente. Y por si quedaba algún escéptico, los conceptos estéticos y artísticos del tráiler llevaban la firma de Jackson y se daban un inconfundible aire a productos suyos como “El Hobbit” o “King Kong”.

Pero no es menos cierto es que todo lo que la idea tenía de innovadora, también lo tenía de extravagante,el típico planteamiento que si cae de pie entre el público se convierte en un puntazo y si cae torcido se vuelve carne de meme (que si Alcorcón comiendose a Linares, que si las capitales merendandose a los pueblos es una metáfora de la España vaciada…). Opiniones hubo desde el primer momento y creo que ganaron los prejuicios de que nada bueno podía salir de ese esperpento. Personalmente fui a verla con ganas de pasar un buen rato, aunque sí reconocí que la idea era arriesgada y que por mucho que la película invirtiera en maxiquetas, en expositivos diálogos pseudocientíficos o en mostrar las tripas de las ciudades motorizadas para llevar el producto hacia la ciencia ficción, el concepto era tan bizarro que sólo triunfaría entre un público de mente abierta que aceptara que “Mortal Engines” es una película de fantasía. Con esa idea en la cabeza, “Mortal Engines” cumplió mis expectativas en cuanto a entretenimiento. La película ha sido atiborrada de efectos digitales que inundan cada plano y hacen creíbles situaciones que, de antemano, se antojaban ridículas. Con esa buena implementación, sus diseños artísticos valen la entrada.

Siendo así, ¿por qué “Mortal Engines” ha tenido una acogida tan tibia (siendo generosos) y es poco probable que se decida continuar la historia? Pues yo diría que por problemas de guion, bien de la propia novela origen o bien en la adaptación. Por un lado, la película me trae a la cabeza esa escena de “Big” cuando Tom Hanks se encara con los ejecutivos de poca imaginación de la empresa juguetera en la que trabaja y les reprocha que su producto estrella. un robot que se convierte en Edificio (o viceversa) no tiene salida porque «¿qué tiene de divertido que un robot se transforme en edificio?». Pues aquí me pasa lo mismo: vale, tenemos ciudades que corren y pelean contra otras ciudades como si se tratase de barcos pirata enfrentados entre sí… ¿Y? ¿Cuál es el objetivo de todo esto? ¿Crecer desmesuradamente? ¿Ser la única ciudad en pie? ¿Para qué? ¿No es mejor comerciar libremente? Los agujeros de guion son enormes y no mejora con el desenlace: [SPOILER1]

Pero su gran talón de Aquiles, de nuevo en el área de guionización, está en que la forma que tiene la trama de avanzar mientras la ciudad llega a su destino es apilando subtramas una encima de otra, abriendo historias que a veces se cierran y, a veces, no. ¿Qué tipo de tramas? Da lo mismo, Jackson y su equipo no han hecho ascos a fusilar todo lo que han ido encontrando por ahí: un triángulo amoroso adolescente de chavales poniendo caritas y ojitos, una historia de venganza, la Ciudad de las Nubes de “El Imperio Contraataca”, conspiraciones infantiles por el poder en la ciudad, la escena del ataque la Estrella de la Muerte…. y, para mí, la más lamentable: un terminator encerrado en una especie de Azkaban. El batiburrillo es tal que, por saturación, termina entreteniendo, pero “Mortal Engines” y, por extensión, Peter Jackson, se dejan mucho de su credibilidad por el camino.

No te la puedes tomar en serio, pero sí puede hacer pasar ocasionales momentos divertidos. Y, afortunadamente, tampoco despierta tanto interés como para que su cancelación suponga un trauma. No creo que a nadie le queden ganas de saber cómo continúa la historia.