Se me hace muy difícil, por no decir imposible, hacer una crítica estándar (hablando del guión, la dirección, el ritmo, las interpretaciones…) cuando la película me ha parecido ridícula.

Y es que, a pesar de sus aires de importancia, no me puedo tomar en serio una película como “American Playboy” que narra la biografía del que seguramente sea el gigoló más imbécil de la historia del cine, un niñato capaz de convertir a Fernando Esteso / Pepito Piscinas o a Rob Schneider / Deuce Bigelow en los Einstein del puterío. Joder, a lo mejor es que me he vuelto tiquismiquis con la edad y me paso las películas buscando fallos, pero de verdad que me cuesta mucho creer la historia de un guaperas que empieza su testimonio castigando a pibones en los locales de moda y dando lecciones de cómo conseguir que una tía buena forrada coma de tu mano… pero que en realidad no tiene ni casa, ni coche, ni cuenta corriente. Vamos, que va de gigoló profesional con un manual infalible en plan “Los cinco pasos para vivir de cualquier mujer”, pero es tan tonto que se prostituye tan sólo a cambio de techo y comida.

Lastrado por ese planteamiento idiota, el resto de la película no deja de ser un videoclip de exaltación del lujo, las mansiones y los locales nocturnos de Los Ángeles bajo la coartada de la versión masculina de “Pretty Woman” con desnudos (alguna teta y algún culo), sin comedia y con un protagonista empeñado en terminar en la calle, sin un puto duro y chuleado por las mujeres a las que antes él trataba como objetos… quien sabe, tal vez he sido injusto y la película tiene un trasfondo metafísico sobre el karma puteril que no he terminado de pillar.

También pudiera tratarse del es el primer paso de Ashton Kutcher en su intento por desencasillarse de los papeles de tío guapo y gracioso… pero lo lleva chungo, chungo. Para empezar, como consejo número uno, le diría que debiera alejarse de gente tan hortera capaz de rodar una escena como la final con el lagarto, la rata y la sutil metáfora de un mundo lleno de depredadores físicos y morales: vamos, como decorar la Capilla Sixtina con un póster de David Hasselhoff. Como consejo número dos le diría que películas como "Colega, ¿dónde está mi coche?" no son tan malas y le pegan mucho más.