No sé en qué película escuché que los grandes chefs no cocinan sin atiborrarse antes de comida para evitar que su sentido del gusto se vea contaminado por el hambre ("con hambre todo sabe bien", decían). Por eso, aunque ahora mismo le pondría un 10, la voy a dejar en un 9 porque tengo la impresión de que después de haber visto "Mataharis" le hubiese puesto un 10 a "Señalado por la muerte" o a cualquier cosa que no acabase conmigo sobando con la peli puesta.

No soy de los fanáticos de Tarantino que se tragan todo lo que hace. Hay pelis suyas que me gustan más, pelis que me gustan menos y pelis que directamente me parecen truños (y así lo he reflejado en votaciones anteriores), por lo que no soy sospechoso de incondicional Tarantiniano. Asi pues, lo digo sin rodeos: "Kill Bill I" me parece una maravilla, seguramente porque Quentin se dedica a hacer lo que mejor sabe hacer, ENTRENER, en lugar de experimentar con homenajes a la serie B, al spaguetti-western o a músicos olvidados. Por supuesto, no faltan dichos elementos, pero están integrados con acierto en la película en lugar de constituir su motivo.

La seña de identidad de la película son sus peleas. Hay de todos los tipos y para todos los gustos (una contra una, una contra uno, cuatro contra una, una contra cientos...) y están perfectamente coreografiadas, con un gran sentido del gusto a pesar de las mutilaciones, con sentido del humor sin caer en el esperpento, con gran acierto en el uso del color y del sonido, casi con realismo a pesar de la falta de mesura... Y con una gran diferencia respecto a otras películas del género: que esas peleas están unidas por una historia trabajada y coherente (ojo, digo coherente, no creíble).

Porque al fin y al cabo "Kill Bill I" es eso, una cuidada película de hostias, peleas y miembros amputados para pasar dos horas enganchado al sillón disfrutando de un guión enrevesadamente exagerado (como de costumbre), con vaivenes temporales (como es habitual), con unos diálogos ágiles (como siempre) y en ocasiones hasta profundos (esto ya es más raro), con personajes carismáticos (todos: los buenos, los malos y los de relleno)... Vamos con lo mejor del estilo de Tarantino puesto al servicio del entretenimiento en estado puro. El argumento y su desarrollo pueden ser inverosímiles, pero Quentin consigue una historia de venganza que engancha igual que "El Conde de Montecristo" (un libro).

La mejor película de peleas que se me viene a la cabeza... Palomitas, refrescos y a gozar.