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Voto de Felipe Larrea:
9
Acción. Drama Brasil, 1997. El capitán Nascimento (Wagner Moura) está al mando de un escuadrón del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), un cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro. Su misión es actuar en las favelas, en las que la policía, por miedo o por corrupción, no interviene. Nascimento quiere dejar su puesto, ya que está a punto de ser padre, pero antes necesita encontrar un sustituto adecuado. Con ese fin comienza a ... [+]
2 de octubre de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El otro día criticaba el pesimismo del cine actual y "Tropa de Elite" no podría ser más negativa, pero me ha encantado. Como la posterior "Gomorra" (2008), aunque con métodos narrativos casi opuestos, disecciona con bisturí afilado una sociedad herida de muerte por la corrupción y la violencia. Parecido mal cuerpo me han dejado las dos pero a la vez las veo como tremendos sopapos en la cara para espabilar y empezar a cambiar las cosas.

El director José Padilha reprocha a la policía y a los narcos la extrema brutalidad con la que se emplean en su guerra, mientras con los universitarios y ONGs realiza una lectura que parece haber molestado a gran parte del público y la crítica: señala la hipocresía de unos niños de papá que financian a los narcos, engañados por falsos ideales de justicia. No se queda ahí, lanza también la incómoda idea de que esa misma conciencia social les incapacita para entender el conflicto. Las acusaciones de fascista no se hicieron esperar por parte de quienes se vieron retratados.

Me imagino el despropósito si la hubiera rodado uno de estos aludidos o un director español izquierdoso: Policías malos, universitarios buenos y narcos de buen fondo empujados al mal por las circunstancias. Afortunadamente Padilha es un acreditado documentalista que prefiere convertirlos a todos en seres humanos, en vez de obligar a la realidad a encajar en un esquema ideológico del siglo XX.

Veo en los títulos de crédito que parte de la financiación proviene de los gobiernos brasileño y de Río de Janeiro. Quizá con ello evitaron que Padilha apuntara hacia ellos ese cacharro, mitad cámara mitad Kalashnikov, con el que filma con tanto nervio (y a veces mareando con tanto tembleque). Aún así, probablemente la película fue un revulsivo para que se pusieran manos a la obra para cambiar la imagen de la ciudad, sobre todo ahora que deben mostrar al mundo su mejor cara en el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

En esta línea han creado una Unidad de Policía Pacificadora de métodos menos expeditivos que el BOPE (aunque se ayudan de éste para tomar inicialmente el control de las zonas conflictivas) que ha logrado rebajar los índices de criminalidad y que incluso ha permitido la explotación turística de algunas favelas (para visitar el lugar en el que Michael Jackson grabó un videoclip en los años 90, por ejemplo).
Felipe Larrea
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