Es sorprendente que hace 90 años las mentes de Robert Wiene y sus escenógrafos imaginaran un mundo de ángulos imposibles tan perturbador y retorcido, reflejo de las mentes enfermas de los protagonistas de la película. También es llamativo el careto de psicópata de Conrad Veidt y la utilización de flashbacks y giros finales. Y como su influencia estética llega hasta nuestros días me ha hecho gracia comprobar que el Pingüino de "Batman Vuelve" es una copia del doctor Caligari interpretado por Werner Krauss.

Pero como otros tantos clásicos la ve uno más por interes cinéfilo que por genuino disfrute e incluso me he sentido tentado de verla a cámara rápida, porque cada plano dura el triple de lo necesario y porque cada letrero da tiempo a leerlo cuatro veces. También para dejar de sufrir una horrenda banda sonora mezcla de trompetas desafinadas, baquetazos desacompasados de batería e incluso sintetizadores siniestros, supongo que obra reciente de algún tío raro sin vínculo alguno con el director o la obra.