Una genial interpretación por parte de un hiper-demacrado Bale que borda un papel difícil, desconcertante y muy transparente. Tal vez demasiado transparente. La delgadez extrema quita en primera instancia intensidad a la atención del fondo, pero que poco a poco, el protagonismo va siendo mudado hacia los gestos, ademanes y afanes de un personaje muy trabajado. La trama se ve desde un principio, y eso le quita mucha fuerza final, pero es el único desenlace posible. Eso sí, visualmente se convierte en majestuoso cuando el protagonista (Reznik) empieza a descubrir.
Es una intriga muy suave, con aires de mucha grandeza, con los diálogos justos, entrelazados. Las imágenes juegan con unas luces sencillas que hacen que los colores sean parte del tema. Los planos son una maravilla, y el sencillo Christian Bale, que muestra en esta película su mejor personaje, mu mayor creación, increíble.
El único problema grave sería la posibilidad de haber desembocado en una tragedia desoladora intriga, y se convierte en un thriller psicológico corriente, aunque bien elaborado. Se le podía haber sacado algo más de zumo, sobre todo con lo enredada que estaba su vida entre tantos datos importantes (que luego tienen sentido, pero no estremecen).
Lo mejor: el personaje de Reznik y la interpretación del mismo.
Lo peor: el sabor de boca.