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Voto de Marcos 'La Joven Promesa':
4
7,7
77.625
Drama
Antonio Salieri es el músico más destacado de la corte del Emperador José II de Austria. Entregado completamente a la música, le promete a Dios humildad y castidad si, a cambio, conserva sus extraordinarias dotes musicales. Pero, después de la llegada a la corte de un joven llamado Wolfang Amadeus Mozart, Salieri queda relegado a un segundo plano. Enfurecido por la pérdida de protagonismo, hará todo lo posible para arruinar la carrera ... [+]
29 de mayo de 2018
1 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el divino hacedor decide tocar con su varita celestial la cabeza de una persona, de un individuo, convirtiéndole en un genio, transforma todo su ser, tornándolo en genial dentro y fuera del mundo del arte. Esto podemos comprobarlo leyendo un poco sobre la vida de grandes personajes que han pasado a los anales de la historia, pues manifestaron su genio tanto en su vida como en su arte. Como ejemplos podemos citar a Lord Byron, Baudelaire, Jim Morrison, Woody Allen o David Bowie. Cuando llegas a darte cuenta de esto, puedes empezar a entender esta película y a su sufrido protagonista.
El sufrimiento de Salieri no es solo una cuestión de pérfidos celos, de envidia por ser incapaz de alcanzar las cotas musicales más altas; es un cuestión de orgullo, de respeto por uno mismo, por el ser humano y por las cotas que podemos alcanzar. Ni yo ni el propio Salieri logramos comprender como alguien como Mozart, que era un bobo absoluto y decadente, un individuo harto despreciable, fuera capaz de componer tan fantásticas melodías. Es incomprensible, y, suponiendo que el verdadero Mozart fuera como es retratado aquí, demuestra una vez la maldita broma pesada que es este universo, una broma que, ¡ay! Salieri no supo encajar.
El sufrimiento de Salieri no es solo una cuestión de pérfidos celos, de envidia por ser incapaz de alcanzar las cotas musicales más altas; es un cuestión de orgullo, de respeto por uno mismo, por el ser humano y por las cotas que podemos alcanzar. Ni yo ni el propio Salieri logramos comprender como alguien como Mozart, que era un bobo absoluto y decadente, un individuo harto despreciable, fuera capaz de componer tan fantásticas melodías. Es incomprensible, y, suponiendo que el verdadero Mozart fuera como es retratado aquí, demuestra una vez la maldita broma pesada que es este universo, una broma que, ¡ay! Salieri no supo encajar.