El argumento del relato es en gran medida interesante, ideal para sostener una fantasía como la que nos presenta Steven Spielberg en esta cinta, no obstante, hay algo que no funciona y se advierte desde el inicio. La falta de ese punto de magia capaz de sumergirnos dentro del imaginario de la película es una constante durante todo el metraje. A pesar de unos efectos visuales impactantes -que no extraordinarios- y algunos buenos planos subjetivos, la distancia entre el espectador y el filme se acrecienta a medida que avanza la película, convirtiéndose en insalvable en el tramo final, donde aparecen escenas realmente banales e incluso ridículas. La ausencia de vínculo y sintonía arruina lo que hubiese podido ser una obra prominente.