Desde el primer día que salió la noticia que Denzel Washington, Ethan Hawke y Chris Pratt iban a estar juntos en la pantalla para una película que como poco sería magnífica, estaba impaciente porque llegara el estreno, y finalmente fui al estreno, y es una pena lo que pudo haber sido... Y no fue.
Empieza relativamente fuerte, con atractivos personajes, aparece Denzel y se ''come'' las miradas de todos como de costumbre, y más o menos se asientan los pilares y una causa justa que busca acabar con el villano con pocos escrúpulos que a todos mata de miedo, y podemos decir que esta primera parte es bastante atractiva y te pone la miel en los labios esperando a ver qué pasa después.
Después llega la parte del reclutamiento que está chula, donde cada personaje tiene un breve minuto para presumir de sus habilidades con aires chulesco, y aquí sí debo decir que Chris Pratt es él mismo, magnífico como siempre, con ese encanto tan suyo que no sabes distinguir si lo saca para la gran pantalla o le viene de serie.... [Inciso (Chris Pratt es el prototipo de hombre perfecto). Sirve para después). Aparece Ethan Hawke quien defiende de manera contundente su personaje. Pero qué decir de Hawke cuando se mueve al mismo nivel que Washington, son dos de los ''grandes'' del cine actual. Satisface mucho la presentación de los demás actores, como Manuel García, Byung-hun Lee....
Y llegamos a la parte donde todo empieza a irse al garete, la parte más dolorosa donde ves cómo se malgastan buenas interpretaciones y una historia de las de toda la vida que pudo ser mejor que la primera allá con Steve McQueen, pero no fue. Hay una fase de preparación realmente aburrida, y he de decir que me quedé dormida, algo que a vosotros que leéis ésta crítica os importa poco, pero os diré que es una prueba de cuánto de fracaso ha tenido la producción, pues es casi imposible hacerme dormir en el cine, sólo me ha ocurrido 3 veces, y cuando ocurre.... Es porque mi cerebro consideraba que para qué perder el tiempo. Bueno pues como iba diciendo la fase de preparación es insulsa.
La parte final, de la que no diré ningún dato que desvele nada, es otro caramelo con poco azúcar, casi amargo, porque desaparece sin pena ni gloria, aunque algunas cosas te hacen sentir pena con los personajes, se puede decir que a lo largo de los 100 minutos que has estado divisando una ligera superproducción, no ha conseguido Antoine Fuqua que cojas el suficiente cariño a sus protagonistas como para que te metas en el papel.
Que conste que Antoine Fuqua, me parece genial sobre todo tras ver Southpaw.
Ahí quedó.