En el futuro, un tipo que se parece a Egon Spengler de “Los cazafantasmas”, encuentra a una androide en el vertedero, la arregla y le pone el nombre de la extremidad del pollo frito, sin saber que es una experta en la lucha.
En los primeros años de la década de los 90, a raíz del éxito de “Akira” surgió en España la distribuidora “Manga vídeo”, que nos trajo a los videoclubs muchos títulos de animación japoneses y a algunos nos descubrió todo un mundo. Para los que éramos en aquel entonces adolescentes “frikies”, tuvimos la ocasión de ver muchas películas y series como esta.
Entre ellos, llegó esta “Alita”, una rareza en forma de miniserie de solamente dos “ovas”. Y digo rareza porque estoy seguro de que si fuera más actual no la habríamos podido ver doblada, ya que esos tiempos han quedado muy atrás, y hoy en día, quitando las cosas del estudio de Hayao Miyazaki, nos llega poquísima animación del país del sol naciente.
El estilo es muy de los 90. La animación de los personajes está muy bien hecha en la ropa y pelo, pero los fondos son demasiado estáticos para mi gusto.
Trata el tema de los robots humanizados, algo muy típico de la animación japonesa y de la ciencia ficción en general, al igual que el concepto de la sociedad dividida en partes muy separadas según la clase social.
Es entretenida y tiene varias secuencias de lucha, con el típico estilo nipón que tanto recuerda a la mítica “Bola de dragón”.
Lo mejor: Al ser tan cortísima, no hay tiempo para la habitual lentitud del anime, ni tampoco para pararse en existencialismos en plan “Ghost in the shell”.
Lo peor: También por ser tan corta, deja con ganas de más. Seguramente el manga en que se basa será mucho más largo, pero el caso es que esto daría para una película o serie mucho más larga que esto. Sabe a poco y deja algunos cabos sueltos. Nos quedamos con las ganas de ver la zona que vierte los deshechos y conocer el origen de Alita, entre otras cosas.