Es de esas de las que casi nadie ha oído hablar (a no ser que estés pendiente de todo lo que se estrena) y con una distribución limitada en su momento.
Pero como sale Matthew, tenía que verla, aunque ya haya hecho bodrios en el cine independiente antes ("Killer Joe", por ejemplo).
Aquí hace de un padre de familia desestructurada, en la que se llevan un poco mal y los chicos no es que vayan precisamente por muy buen camino.
De hecho, es el hijo el que lleva todo el protagonismo en la mayor parte de la película. Apodado Rick "el blanco", se mete en más de un lío por sus juntas y los negocios, tanto los suyos como los de su padre. Se mueve entre drogas, tráfico de armas y muy mala gente. Todo eso, mezclado con el ambiente familiar, conforman una mezcla de drama y thriller de género negro muy efectiva.
Los actores están francamente bien y la historia está contada con eficacia. Es entretenida y tiene momentos de gran intensidad dramática. Me ha sorprendido muy favorablemente, pues no esperaba gran cosa.