Es muy difícil expresar lo que esta película supuso en mi niñez. Un auténtico mito de los muchos que salieron en los años 80, aunque reconozco que hay películas de esa época que me gustan todavía más.
Pero es muy especial por lo que me gustaba, por la cantidad de veces que la vi hasta sabérmela de memoria e incluso por disfrazarme de Egon Spengler en un acto del colegio.
Es un compendio de géneros que mezclados dan lugar a una de las películas más divertidas y mejor hechas de su época.
Sin duda, aunque sea un poco inclasificable, lo que prevalece por encima de todo es su comedia. Tiene un tono de cachondeo y de buen rollo que impregna toda la historia, principalmente gracias a su cuarteto protagonista.
Los cazafantasmas tienen personalidades muy diferentes y cada uno tiene su rol en el equipo, pero son Bill Murray y Dan Aykroid los que llevan la voz cantante. Especialmente gracioso es Bill Murray, que no deja de decir chanzas incluso cuando las cosas se ponen bastante negras. Nunca sabes por donde va a salir, y aunque es un poquito chulo, cae muy bien y hace reír.
Tenemos también la presencia de una secundaria de lujo como es Sigourney Weaver, como la mejor cliente de estos exterminadores paranormales.
Su caso es el centro de la trama, y lo que inicialmente parece una simple cacería de entes detrás de otra, se transforma en un conflicto de proporciones bíblicas en el entorno de la ciudad de Nueva York.
Toda la trama de este dios "sumerio, no babilonio" que resucita para destruir el mundo da un toque de seriedad a la historia. Además esto da pie a los mejores momentos del film y a toda la traca final.
Rick Moranis hace un papel de tonto muy gracioso. Es muy estúpido pero hace reír en lugar de ser cargante, y más con esa voz de doblaje que le han puesto.
En efectos especiales, siendo anterior a la época de la infografía que tenemos ahora, es absolutamente espectacular. Aunque todo parece estar hecho a base de transparencias y dibujos animados integrados, está tan bien hecha que no se nota nada y es bastante creíble.
Plagada de frases épicas ("Estas escaleras van... hacia arriba", "Me ha moqueado") y de escenas memorables (muñeco gigante, caza en el hotel, perros diabólicos).
A pesar de no ser un peliculón en el sentido más estricto, para mí sí lo es por el cariño especial que le tengo. Siempre permanecerá en mi memoria por todos los momentos buenos que me ha hecho pasar siendo niño.