Haz click aquí para copiar la URL
España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
9
Drama Robert Stroud es un preso conflictivo que ha sido condenado a cumplir una pena de doce años en una celda incomunicada. Un día decide cuidar a un pájaro herido que encuentra en la ventana de su calabozo y, entonces, descubre que su verdadera vocación es el estudio de las aves. (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película mítica donde las haya y obra maestra de los años 60 que lo tiene todo: gran guion, gran dirección, gran iluminación, gran fotografía, grandes diálogos y un gran protagonista. No se puede pedir más.

John Frankenheimer tenía cierta fama en Hollywood a raíz de Los jóvenes salvajes y se hizo más popular todavía cuando dirigió películas como El mensajero del miedo o El hombre de Alcatraz. A su labor no se le puede poner ningún "pero". Absolutamente ninguno. Durante las dos horas y media que dura la película, Frankenheimer consigue enganchar al espectador gracias a grandes planos secuencia y a una poderosa puesta en escena en la que el protagonista ocupa siempre un lugar privilegiado. El guion de Guy Trosper es una auténtica delicia; una crítica al sistema penitenciario usando como tapadera una hermosa historia de cría y estudio de pájaros. Además, la película cuenta con una iluminación asombrosa, que la coloca, en ese apartado, entre las diez mejores de la historia sin duda alguna. Los hermosos planos cortos, como el tan famoso momento del monólogo de Burt Lancaster apoyado en las rejas de su celda, consiguen asombrar sin descanso a un espectador que lo único que puede hacer es rendirse ante tanta belleza junta.

Burt Lancaster no está solo en la película, pero como si lo estuviera. El actor neoyorquino nos deja en El hombre de Alcatraz la que para muchos (entre los que me incluyo) es su mejor interpretación, lo que hablando de un nombre de tan alto nivel, es mucho decir. El actor entra de lleno en un personaje (perfectamente caracterizado, por cierto) con ideas muy claras sobre el mundo pero totalmente abierto a aprender de todo y de todos, cosa que se refleja en la mirada del actor, en sus gestos e incluso en su forma de caminar. Hay amor en su interpretación cuando está con los pájaros, hay odio al principio de la película, hay amistad con el carcelero y, lo más difícil, tras todas esas sensaciones, también hay una fuerte mezcla de compasión y comprensión al final de la historia. Una interpretación soberana.

Resumiendo, que es gerundio: El hombre de Alcatraz es una película imprescindible. Lo curioso es que no estuvo nominada al Oscar como mejor película, lo que es una injusticia como otras tantas de los premios de Hollywood, pero aunque se hubiese impuesto una justicia divina, ¿habría ganado? Ese año, entre las candidatas a mejor película, se encontraban otras dos obras maestras como Lawrence de Arabia (que se llevó el galardón) y Matar a un ruiseñor. Difícil elección.
Grijander
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow