La película de 1984 es un raro ejemplo en el que la visión cómica original y frágil ha sobrevivido a una producción multimillonaria. Dirigida por Ivan Reitman, esta película es una colisión frontal entre dos enfoques cómicos que rara vez han funcionado juntos con éxito. Por un lado, es un blockbuster de efectos especiales, y por otro, es una película de diálogo astuto en la que todos hablan como estudiantes graduados inteligentes que están al tanto del chiste.

Los protagonistas, interpretados por Bill Murray, Dan Aykroyd y Harold Ramis, son ex parapsicólogos cuyos experimentos universitarios han sido expuestos como un fraude. Deciden crear la empresa "Ghostbusters" para enfrentarse a lo sobrenatural y rescatar a Nueva York de una plaga de fantasmas. La película está llena de efectos especiales ingeniosos, algunos de ellos asombrosos, y otros simplemente pequeños detalles rápidos. Pero lo más importante es que los efectos están al servicio de los actores. En lugar de sentir que los personajes han sido cuidadosamente colocados frente a los efectos especiales, sentimos que están improvisando esta aventura sobre la marcha.

El diálogo es brillante y lleno de giros ingeniosos sobre los clichés estadounidenses. Las líneas son tan memorables que rara vez una película cara ha proporcionado tantas citas. La trama, aunque simple, involucra una epidemia de informes de fenómenos psíquicos en Manhattan. Los Ghostbusters, armados con mochilas nucleares, se enfrentan a monstruos y a una amenaza apocalíptica. La película culmina en un enfrentamiento entre el bien y el mal, con un monstruo de veinte pisos que amenaza a Manhattan.

En resumen, es una mezcla contagiosa de efectos especiales y comedia, con la hilarante actuación de Bill Murray liderando un elenco de grandes giros cómicos.