Zach Braff, el prota de 'Scrubs', presenta un trabajo muy personal, o al menos eso es lo que se entrevé. Él se lo guisa, él se lo come. Y es que él dirige, escribe y protagoniza esta historia junto a la guapísima -y por fin oscarizada- Natalie Portman. Una cinta sobre el amor y el regreso a casa (forzado) que aboga por la comedia frente al drama, con ello trazando un sinuoso camino lleno de cursilería y poca garra argumentativa. La película intima con el espectador en alguna que otra escena pero no trae nada nuevo bajo su regazo. Todo resulta políticamente correcto y las claras muestras de evidencia que hay en el guión me levantaban ampollas en los ojos.

Pero no todo iba a ser malo en esta sobrevalorada película, ya que la actuación de Portman resulta tan natural que me convenció nada más verla en aquella sala de espera. Su actuación es contrarrestada por Zach Braff, el cual es un quiero y no puedo delante de la cámara. Por consiguiente, la banda sonora (canciones de amor de la época) y algunos silencios necesarios se agradecían muchísimo. En fin... se podría decir que me ha gustado a medias esta comedia romántica. La daría más nota si ese final no estuviera tan "masticado" de lejos y porque al fin y al cabo, a las dos semanas me olvidaré rápidamente de ella. Eso sí, no me quiero olvidar de mencionar a secundarios como Peter Sarsgaard, Ian Holm y, cómo no, a Jim Parsons (Sheldon en 'The Big Bang Theory'). A modo de curiosidad, comentar que no cambia de registro, aquí también hace de frikazo y de persona antisocial.