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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
8
Romance. Drama George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
27 de marzo de 2011
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengan en cuenta señores y señoras que fueron, pasados siete años, -desde el rodaje de "Un lugar en el sol"- cuando Liz, presentó credenciales batiendo al mismo Newman, - de ahí en muletas el Dios dorado y hombre más bello del Universo-, en la que fue la primera de las grandísimas interpretaciones de esta mujer.

Sin embargo... "Un lugar en el sol" es una de esas películas inacabadas pero que al paso de los años gana su peso en oro. No le reconeceré más méritos a Taylor que los de su evidente belleza derrama en esta cinta y posteriores. Pero, lo considero injusto hacia Shelley Winters.

De por sí, los tres intérpretes principales – con Montgomery Clift-, son monstruos de la escena. Quiero recalcar lo del trío.

Así que, sintiéndolo mucho por Taylor - hace dos días fallecida- y por Clift, sobre quien ya me he explicado en otros comentarios, no críticas" (sucintamente: dependió muchísimo de sus compañeros de reparto para demostrar maneras, -no por falta de talento- sino porque le metieron demasiadas patadas en el culo), la mejor interpretación de esta sí, bonita obra (hoy más valorada que nunca con ocasión del ADIOS de la DIOSA Taylor) es la de la señora Winters.

Su papel, tremendo, bien sea por compasión, bien porque suscite un odio y hasta una asco injustificables en una película de tintes muy machistas que aún así, a todas nos hacen babear por Clift, repito, es el de la Winters; la perfecta actriz que había rechistado demasiado hasta que ese día se cansó y pataleó. Y su pataleo le valió la casi inapreciable presencia de Liz, como el inicio del suicidio más largo de Hollywood, que fue el de Clift.

Estupenda obra. Pero lo dicho: la fea es mucho más actriz que los dos bellezones.

A Shelley lo que se merece. Y, por supuesto, con todos mis respetos, también hacia la grandísima actriz que fue Taylor en su trayectoria. Pero no en esta película.

Y una lágrima también.
Valkiria
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