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Voto de Un Lugar de Cine:
6
5,9
5.746
Animación. Aventuras. Comedia Sorprendido por una nueva generación de corredores ultrarrápidos, el legendario Rayo McQueen queda relegado repentinamente del deporte que tanto ama. Para retomar su carrera, va a necesitar la ayuda de una joven mecánica de carreras, Cruz Ramírez, que tiene su propio plan para ganar, además de la inspiración del fallecido Fabuloso Hudson Hornet y un par de giros inesperados. ¡Y para probar que el nº95 no está ni mucho menos acabado, el ... [+]
21 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica de UN LUGAR DE CINE.

John Lasseter, iniciador del gran movimiento que supuso el cambio de la animación tradicional a la digital, creó esta franquicia, según muchos, por ideas meramente comerciales, es decir, puro "merchandising". Comprar cochecitos de Rayo McQueen es la obsesión de Pixar cuando llegan las navidades, la calidad de la franquicia no les importa, son películas inferiores al resto de su filmografía,... Quizás los que defienden estas ideas son precisamente los mayores devotos de Lasseter y compañía, que no podían, ni pueden, entender que los mismos que hacen obras cumbres de la animación como "Wall.E", "Ratatouille" o "Up", luego desarrollen obras menores, como la que hoy nos ocupa.

Quizás lo que no entendieron esas mismas personas, es que la clave para entender esto es saber a que público van destinadas las películas protagonizadas por Rayo McQueen. Niños que por mucho que nos lo neguemos, son incapaces de saborear las complejidades de una historias como las que aparecen en las películas antes mencionadas o en la propia "Del Revés", por citar otro ejemplo, son perfectamente capaces de saber que Rayo McQueen es el coche más rápido del planeta, que pasa por problemas,- porque para que avance la acción siempre debe haber problemas - y que ahí estarán sus amigos para ayudarle a resolverlos.

Es posible, que seamos nosotros mismos los que neguemos a Pixar esa condición, porque nos encantaría que año tras año nos dieran exactamente el plato que buscamos nosotros, no nuestros hijos. Por qué seamos honestos, cuándo les llevamos a ver cualquiera de sus películas, ¿quienes las estamos disfrutando realmente? "Es una de peli dibujos", solemos decir, "así que a ellos les encantará"... ¿Seguro?

Profundizando en este mismo tema, cabe pensar qué claro que venden juguetitos, porque los niños cuando salen del cine, no quieren debates sesudos acerca de las diferentes ramas narrativas por las cuales el director ha encaminado la película, sino que quieren ir a la tienda más próxima y comprarse a su personaje favorito, para poder vivir ellos luego sus propias aventuras. Porque la aventura de Rayo no termina en las pantallas, termina en las manos de los más pequeños cuando juegan con él en la habitación de su casa. .

De cualquier forma, el mensaje de "Cars 3" contradice oportunamente ese pensamiento tan enraizado sobre la el pobre interés cinematográfico de la franquicia, y propone un mensaje claro al respecto, nada azaroso, que cubre toda la totalidad de lo que ocurre en la película: "Todos merecen decidir su propio final, Rayo también".

Así Pixar, no quiere que nosotros, como espectadores, decidamos el final de la saga, después de la,- hay que decirlo -, pobre "Cars 2", sino que es el propio estudio, a través de su propio personaje, quienes quieren decidir como poner punto y final a sus carreras y a sus victorias, incluso a sus propias motivaciones, con el fin de encontrar otras nuevas. Son ellos los que deciden cuanto les importa la franquicia a nivel cinematográfico.

Como dice el propio protagonista en un momento a otro personaje de gran relevancia: "Esta era mi última oportunidad de poder darte tu primera oportunidad". Y es que los veteranos, y esta franquicia lo es, tienen que saber cuando decir adiós, eso es ley de vida, pero deben ser ellos los que decidan como poner ese punto final, porque lo merecen por su trayectoria, por su experiencia y porque, al fin y al cabo, todo tenemos derecho a despedirnos a nuestra manera, como decía Frank Sinatra.

Pixar demuestra tener una idea tan absolutamente clara de lo que quiere contar en "Cars 3", que incluso propone un inicio realmente extraño, ya que se mete de lleno en esta historia, sin prólogos ni otros subterfugios, y durante el resto de la hora y media hasta el final, se limitará prácticamente a hablar sólo de eso.

Todo ello con un estilo muy reconocido en la franquicia, siempre buscando la cercanía en los personajes y en las situaciones que se dan, sin dar demasiadas vueltas a nada de lo que ocurre, y buscando siempre una oportuna sonrisa a quienes va dirigida, los niños.

Por supuesto, aparece Mate y Sally y todos viejos conocidos de "Radiador Spring", pero la historia de Rayo McQueen nos lleva obligatoriamente a recordar a Doc Hudson, su mentor, a quien ya en la primera entrega nos contaron parte de su adiós y que ahora se convierte en el personaje que da sentido a todo lo que ocurre, junto con Cruz Ramírez, uno de los personajes nuevos, a quién Brian Fee, el director, oportunamente centra gran atención, quitándole ese protagonismo a Mate, que ya en la segunda parte dio claros avisos de agotamiento.

Aunque en estas películas siempre debe haber un malo, y en este caso, ese rostro lo ocupan claramente Jack Storm y Sterling, pronto nos daremos cuenta que el "villano" real de la película es el tiempo, su lento pero inexorable paso, el propio ciclo de la vida que nos obliga irremediablemente a cambiar.

Dicho esto, muchos acudirán con enfado a la primera parte de la reseña, ¿pero el problema de "Cars 3" no era que es una película infantil, que los adultos no podemos disfrutar porque su mensaje es mucho más simple? ¿Y ahora nos hablas de la maldición del tiempo y el ciclo de la vida?... Sí amigos, quizás entonces todo se debe al estilo que se utilice, quizás entonces todo parte del momento en que se construyen las propias escenas de la película y no al mensaje en sí, o quizás entonces toda esta franquicia nació simplemente para vender pequeños juguetes, pero si fuera así, que oportuno es el azar que decide recuperar al personaje del ya fallecido Paul Newman, gran amante de los automóviles, para decidir poner sentido a toda esta historia y dar la clave de como se debe cerrar, siendo él y su recuerdo todo lo que se dibuja a través de la pantalla. Y sino es así, que demonios, los juguetes también deben poder decidir cuando dejan de estar en venta... ¿O no?

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