Crítica de UN LUGAR DE CINE.

"Abracadabra" es una película que al principio nos sugiere ingredientes de gran calidad, que hacen relamerse al espectador, imaginando la delicatessen que va a comer y que luego ve como todos esos ingredientes, por decisiones poco inteligentes terminan siendo completamente desaprovechados. Una película que va del 10 a la nota que finalmente veréis abajo, por que nada de lo que se anuncia que va a ocurrir tiene después la coherencia y el sentido que uno puede esperar después de tan buenos minutos en el inicio.

Los primeros minutos nos pone en el interior de un humilde piso en la cual las miradas de Maribel Verdú y la actuación totalmente magnética de Antonio de la Torre, desbordan cualquier previsión que pudieras tener en la cabeza. Todo es enorme, todo tiene gran interés, cuando en realidad no está pasando nada especial, pero ellos dos y un guión certero en provocar al espectador son más que suficientes, para llenar toda la pantalla.

Pasados esos primeros minutos uno se prepara para lo mejor. Ya ha aparecido José Mota y Antonio de la Torre sigue con su show eléctrico, en el cual Maribel Verdú no le va a la zaga. Es la boda. Es el número de hipnosis, maravillosa escena con una mezcla de tensión y risa que resulta inconteniblemente deliciosa para el espectador. Pablo Berger, el director ("Blancanieves"), ha dispuesto unos primeros minutos que aquí llegan a su máximo. Todo está preparado y dispuesto, a partir de aquí todo tiene que ir cuesta abajo, ya se han puesto las cartas sobre la mesa y nada puede parar lo que va a venir, que es sin duda la gran película española del año...

A uno se le agolpan todos esos pensamientos en la cabeza, desgraciadamente todo lo bueno que propone "Abracadabra" termina ahí. El show desatado de Antonio de la Torre termina ahí, José Mota ocupa su lugar con mucho menos acierto y la credibilidad y la coherencia se va por un lugar al cual nosotros no podemos llegar. Todo el camino construido, para que ahora nos toque una de esas películas de: "esto ocurre así simplemente porque yo lo digo". Una verdadera lástima.

El histriónico personaje del "Doctor Fumetti" es un buen ejemplo, sólo salvado por que detrás de ese personaje, más inverosímil y caótico a cada escena, se esconde el enorme talento de Josep María Pou.

Otro tanto podríamos decir de la visita al famoso piso de Colón número 7, que ya antes de la escena que nos espera, el director se recrea en una anterior completamente inservible para la película, que absolutamente nada aporta y que simplemente está ahí porque básicamente "mola", deudas de un fin o con su última Y supongo que porque así puedes poner a otros dos actores famosos en la peli haciendo uno pequeño papel, que repito no tiene ningún tipo de incidencia sobre nada de lo que va a ocurrir.

Pero es que luego, la ya entrada al piso de verdad, de Maribel Verdú, José Mota y el comercial es el ejemplo perfecto del daño que Alex de la Iglesia hizo con "La Comunidad" y su última película "El Bar", nada de lo que ocurre tiene ninguna justificación, no hay ningún asomo de credibilidad ni de sentido con el estilo, que hasta entonces ha tratado de llevar la película, pero es una escena que también "mola", así que pongámosla, total ¿a quién le importa que tenga algo de sentido lo que estamos viendo?.

Lo peor es que para entonces ya hace tiempo que lo mejor de la película terminó y desde ahí no hace más que bajar. Bajar porque Pablo Berger se olvida de llevar la película hasta un lugar medianamente coherente donde aterrizar, porque el Antonio de la Torre desatado, eléctrico y hablador (por fin un personaje para este actorazo que habla más de dos frases seguidas), deja de existir. Bajar porque José Mota no justifica su presencia más que en las escenas de hipnosis, donde sí que consigue captar la atención del espectador.

De todas formas "Abracadabra" no es, mirándola con buenos ojos, una mala película, simplemente una que desaprovecha todos sus elementos y su buen hacer en los primeros minutos, para llegados a un punto de la película olvidar todo lo bueno que estaba haciendo.

La expectativas, aunque sean las mejores, no siempre generan un gran resultado y esta película es un buen ejemplo de ello.

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Crítica de UN LUGAR DE CINE.

Año 2017, la saga galáctica lleva con nosotros 40 años, desde que en 1977 un joven cineasta llamado George Lucas, nos invitara a adentrarnos en un universo desconocido hasta el momento. Su estilo y forma cautivaron, su historia y el mensaje que latía tras ella asombró, pero sobre todo encandiló la sensación de vivir una AVENTURA,- así, en mayúsculas -. Un género codiciado por muchos y mal desarrollado por la mayoría de quienes lo han intentado. Lucas, sin embargo, proyectaba un historia que contenía su espíritu plenamente y lo llevaba alrededor de toda una galaxia.

Durante todos estos años han sido muchos los episodios que han sido estrenados, la mayoría por su propio creador,- ahí está la trilogía en forma de precuela -, pero todos fallidos en su tarea de renacer, de manera consistente, ese genuino sabor a verdadera aventura.

Ya entrando en "Los Últimos Jedi", una de las grandes cosas que se pueden decir de ella, es que es capaz de recoger el concepto de aventura plena, de forma más que certera. Su empiece es una set-piece de manual, de como empezar una película desde el punto álgido, desde la tensión y la emoción de estar embarcando al espectador en un gran espectáculo. Porque eso es, al fin y al cabo, "Star Wars", un gran espectáculo. Eso que ahuyenta a muchos críticos, demasiado apegados a conceptos más serios y formales de lo que debe ser el cine, y que rechazan el sentimiento de evasión que una película como esta ofrece.

Lástima por ellos, lo que "Los Últimos Jedi" ofrece es, ahora ya por fin pueden leerlo, la mejor película de la saga desde el famoso y venerado "El Imperio Contraataca". De modo que, los deseosos de leer algo así, ya pueden cerrar la página e ir rápidamente a una sala de cine. Los que prefieran seguir leyendo, decirles que esto es así porque, para empezar, su director Rian Johnson nos ofrece un festín visual, como el propio Lucas fue incapaz de hacer en sus propias precuelas, con una dirección ajustadísima y siempre al servicio de la gran diversidad de situaciones que la película ofrece. Consiguiendo no sólo superar al maestro, sino hacer palidecer el trabajo, por otro lado satisfactorio, que nos brindó J. J. Abrams en el "Despertar de la Fuerza",- una película netamente inferior, principalmente por la cobardía en intentar llegar, a donde Johnson quiere llevarnos.

Sí Abrams prefería marcar un rendido homenaje a lo que significó formalmente la película de 1977, Johnson hace lo propio con su espíritu, tratando de transportar al espectador a una epopeya galáctica llena de asombro y emoción, llena de sorpresas y tensión. Glorificar lo que hizo Lucas no traería de nuevo ese espíritu a nuestros tiempos, Johnson no consigue alcanzar semejante hito, ya que los tiempos han cambiado demasiado para eso, pero si tiene la firme proposición de intentarlo, y ese reto ya le permite a la película asomarse a lugares donde las demás no han estado.

Al ver "Los Últimos Jedi" uno puede entender porque Johnson ha sido el elegido por Disney para dar vida, desde la propia escritura, a la nueva trilogía que tendrá lugar una vez termine esta con el Episodio IX. Es deudora de todo lo que significa "Star Wars", manteniendo su esencia por completo y añadiendo numerosos guiños a sus fans incondicionales, algunos obvios (y maravillosos) y otros no tanto, pero al mismo tiempo retando a la propia saga a ir a nuevos lugares. Es respetuosa, pero no inmóvil, captura lo mejor de la saga, pero propone algunas reglas distintas, para volver a emocionar al espectador ávido de aventuras, pero demasiado resabiado con todo lo que significa esta saga.

El guión, firmado por el mismo, es el principal artífice de este mérito, planteando debates hasta ahora casi prohibidos,- hablando de lo "nuevo" y lo "viejo" -, deslizando elementos inéditos, poniendo en cuestión términos tan sagrados como son los propios Jedi y llevándonos a nuevos rincones de lo que significa el concepto "Fuerza". Todo ello, en medio de una aventura de gran magnitud, suficientemente elaborada para gustar a los más expertos, pero siempre al servicio del espectáculo familiar. Todo en uno. Triunfo absoluto.

Ese atrevimiento, sin embargo, también le hace codearse en exceso con notas de humor que a veces llegan a tornar casi en parodia, pero que esparce con suficiente inteligencia, para no darles nunca la oportunidad de restar emoción a la propuesta.

En cuanto al reparto actoral, la incorporación de Laura Dern y Benicio Del Toro, se salda con un muy positivo para la primera y un suficiente para el segundo, no tanto por culpa del propio Del Toro, sino de ese guión magistral en muchos términos, pero fallido en este aspecto, por sus ansias de abarcar demasiados arcos narrativos, sin poder culminar todos ellos adecuadamente ,- el de Del Toro es uno de ellos -.

No así otros sustanciales como el de Poe Dameron o Finn, el primero con un desarrollo narrativo simplemente perfecto, y el segundo con sorpresa incluida, ya que al comienzo es imposible adivinar la enorme importancia que tendrá una vez la película avance, convirtiéndose en un personaje indispensable para el devenir de la historia. Por supuesto, no tanto como los de Rey y Luke Skywalker, que desde el principio toman el mando de las operaciones, aún siendo historias paralelas, siempre en perfecto encaje una con otra.

Sigo en "Zona de Spoiler" por un tema de extensión, NO porque cuente ningún detalle relevante de la película.

Crítica de UN LUGAR DE CINE.

"Vengadores: Infinity War" es el culmen de un proceso que Marvel lleva gestionando y desarrollando desde hace diez años. Todo lo que hemos visto durante este tiempo tiene el principio del fin en esta película,- el auténtico final vendrá el año que viene con la cuarta parte - y lo mejor que se puede decir es que realmente la espera ha merecido la pena.

Una cosa hay que dejar clara, "Infinity War" es una película hecha por y para sus fans, para los que llevan siguiendo la estela de los superhéroes marvelianos durante todos estos años. Ellos son los auténticos invitados a la fiesta y no hay ningún amago por intentar ganar nuevos espectadores, sino por refutar aquello que llevan creando durante todo este tiempo.

Los hermanos Russo, que parecen llevar con gran soltura un proyecto tan descomunal como este en sus manos, no dedican ni un minuto a explicar quien es cada uno de los personajes, más bien al contrario, aprovechan el conocimiento del espectador, para jugar con sus personalidades y crear diferentes feedbacks, hasta esta película impensables, además de dar rienda suelta a aquellos que ya sabíamos que funcionaban bien con especial atención al dúo, casi cómico, Iron-man / Spider-man.

Entrando en el tema narrativo, "Infinity War" comienza allí donde terminó "Thor: Ragnarok", y olvídense de resúmenes explicativos. Ante esta situación, la estructura que los hermanos Russo plantean es tremendamente inteligente, porque ante un volumen tan descomunal de personajes, la única solución posible era disgregarlos y hacer de esta película una macro aventura llena de pequeñas aventuras. El mayor elogio es que son capaces de llevarlo a la práctica de una manera casi siempre limpia, coherente y lógica.

Dicho esto, la gran pregunta a la cual uno se enfrenta es ¿qué propone Infinity War?, es decir, ¿qué tipo de historia plantea ante ese espectador resabiado después de tantas películas y ante esa cantidad ingente de superhéroes?,- jamás se ha visto nada igual en una pantalla de cine -.

La respuesta da sentido a toda la propuesta que los hermanos Russo han llevado a cabo, "Infinity War" asume efectivamente que todos conocemos a Spider-man, Iron-man, Hulk, Thor, Capitán América, Pantera Negra, Doctor Strange y toda la tropa de los Guardianes de la Galaxia, entre otros, y su propuesta consiste en distanciarse de todos ellos y prestar atención al único personaje que el público todavía no conocía: el villano.

Thanos es el auténtico protagonista de la película, él entre todos esos personajes tan poderosos representa el auténtico poder. Es por mérito propio no solo el villano que necesitaba esta película, sino el que muchos soñábamos con ver. Quizás porque Thanos es más que un villano, es el principio y el fin de "Infinity War", es el sentido de todo lo que ocurre y es el poder llevado a su máxima dimensión.

A ello ayuda además el estupendo trabajo que hace Josh Brolin, CGI aparte, que le dota de una enorme expresividad y personalidad.

A su lado todos y cada uno de los superhéroes revolotearán bajo diferentes peligros, amenazas y chistes, en todo tipo de lugares, incluso los más recónditos del universo, en una nueva oportunidad de vivir otra de esas grandes aventuras que tantas veces les hemos visto vivir, con alguna que otra sorpresa eso sí,- que aquí nos desvelaremos -, y que finalmente se sienten obligadas, para poder seguir captando la atención del público después de tantas aventuras vividas a su lado.

Chris Evans sigue siendo el auténtico Capi, y de igual forma es imposible ver Robert Downey Jr. y no sentir a Iron-man a tu lado. Dentro del elenco, posiblemente una de las grandes sorpresas positivas sea comprobar una vez más lo tremendamente a gusto que se siente Tom Holland llevando el traje de Spider-man.

Y sí, por supuesto, la factura técnica es más que notable, sus efectos digitales abrumadores, y la cantidad de secuencias de acción, casi infinitas, sin olvidar la música de Alan Silvestri siempre agradecida; pero es Thanos quien rompe con todas las demás aventuras, es él quien da sentido a todo lo que ocurre, quién realmente marca la diferencia.

Es el villano de Marvel, aquella amenaza con la que llevan jugando durante todos estos años, ese peligro que tantas veces se ha nombrado, pero nunca se ha visto. Ahora esta delante de nosotros y él solo lo consigue cambiar todo.

Los hermanos Russo han dado en la diana al entender que para que los vengadores existan, debe haber un motivo, una razón de ser, y cuantos más superhéroes sean, mayor debe ser ese motivo. Thanos es un motivo de peso y la estrategia narrativa planteada en la película, incluyendo un final de auténtico impacto que no desvelaremos aquí, le da un status mayor aún, mayor incluso del que muchos imaginábamos.

Por fin un director, dos para ser exactos, que escuchan nuestras plegarias: una buena película de superhéroes debe tener a un gran villano, y cuánto mejor sea este, mejor será la película. "Infinity War" lo tiene, por eso es tan buena.

Recomendable 100%. Sólo para sus fans, eso sí.

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Dicen que le costó meses a Todd Philips conseguir embaucar a Joaquín Phoenix en este grandioso viaje fílmico. Lo que no sé es el tiempo que le costó a Todd quitarse de encima todos sus vicios cómicos adquiridos previamente, sacudirse todas esas manías cinéfilas a las que tantas veces acudió en la saga "Resacón" y decidir dar vida a una película tan sumamente seria. Una trágica obra sobre un personaje dramático - ¿o es al revés? -, donde la única risa que existe es la que acentúa emociones como el dolor o el desgarro.

Queda claro, en cualquier caso, que ambos han ido de la mano en un viaje desconocido para ellos y recorriéndolo han encontrado un lugar inhóspito dentro del propio género al que, teóricamente pertenece. Una película impropia del hollywood actual, alejada por completo de los cánones del cine que imperan en estos momentos.

"Joker" es una obra mayúscula en toda su acepción, muy cercana al estilo kamikaze de ese primer Scorsese, que dejaba huellas imperecederas en el cine con obras como "Taxi Driver" o "El Rey de la Comedia". Una película impulsada, como aquella de Robert De Niro, del propio tiempo en el que nace, para rebelarse como la obra autoral más arriesgada del año. Rabiosa, adulta y extremadamente incómoda. No es una obra sobre el personaje del Joker, es el mundo visto a través de sus ojos.

Todd escapa de cualquier atisbo de presencia heroica. "Joker" no nace de un mundo de superhéroes voladores dispuestos a salvar al mundo, sino que parte de la concepción de uno mucho más cercano al nuestro, que rebela unas ansias absurdas por autodestruirse. Todd pone el ojo en la pobredumbre moral de un mundo desanimado, apático y angustiado que está a punto de explotar.

En ese marco es donde debemos situar una película, que llena un hueco, hasta ahora, vacío en su género. Si "El Caballero Oscuro" era la aproximación oscura y adulta del superhéroe, "Joker" es, en la misma cercanía con el villano, su respuesta más sonora, sirviéndose incluso de esta para rebelarse como las más perfecta explicación a aquella enigmática conversación que mantenía Alfred con Bruce en aquella película: "Hay personas que no buscan algo lógico, como por ejemplo el dinero. No se les puede comprar ni amenazar, ni se puede razonar o negociar con ellas. Algunas personas sólo quieren ver arder el mundo".

Lo hace, eso sí, despreciando por el camino la épica y el discurso Nolaniano, así como su magnificiencia, y acercándose a la marca de Scorsese como representación de la mediocridad y la indecencia, del mundo deprimente en el que habita su personaje: “Algún día llegará una verdadera lluvia que limpiará las calles de esta escoria” decía Travis Bickle en aquella película icónica de los 70.

Por otra parte la actuación de Phoenix es memorable, digna del mayor de los aplausos: por su extrema dificultad, tanto psicológica, como físicamente, por su enorme compromiso con el personaje, mimetizándose en él hasta no poder distinguir donde empieza el personaje y donde el actor, y por cargar sobre sus hombros con toda la película, prácticamente no hay plano de la misma en el que no aparezca. Pero sobre todo, por aceptar y dejarse llevar por toda esa incomodidad latente sobre la que Todd crea la película, más aún recreándose en ella y arrastrándose por los caminos más desagradables, llevándose consigo el halago y el asombro del público que asiste a una interpretación magnífica, colosal, difícilmente mejorable.

Por último, en referencia a toda la polémica que ha "manchado" el estreno de esta película, principalmente en EEUU, es justo decir que el hecho de que Todd Philips no haya cedido ni un solo paso en las pretensiones marcadas por la propia historia es precisamente lo que engrandece la obra y la sitúa en un nivel completamente distinto a la mayoría de sus homólogas. ¿Es el Joker el mal por naturaleza o por reflejo de aquello que sucede en su propio mundo? ¿Es él quién engendra el mal o simplemente es la representación radical de acciones cotidianas que suceden día a día? Donde está el mal, ¿en él o en nosotros mismos? Estas son las cuestiones que navegan, sin atisbo alguno de reparo o duda, alrededor de una magnífica, cruel y radical película, llena de rabia, porque, y aquí viene la principal clave de lo que Todd nos quiere contar con su "Joker", todo, especialmente el mal, nace siempre a partir de ese frágil, pero estruendoso elemento.

Crítica de "UN LUGAR DE CINE"

Comenzamos las críticas en este 2018, con una de las candidatas más firmes y serias para hacerse con el gran galardón en la próxima edición de los Oscar. No en vano, ya consiguió dicho hito, en la gala de los Globos de Oro.

"Tres anuncios en las afueras" es sin duda una película peculiar, dirigida por su no menos peculiar director Martin McDonagh ("Escondidos en Brujas", "Siete psicópatas"), quien también escribe el guión. En esta ocasión, McDonagh aborda un tema recurrente en el cine, desde un prisma diferente y eso sin duda es de agradecer.

Tras la violación y el asesinato de su hija, y después de comprobar como la policía no hace lo suficiente para resolver el caso, Mildred Hayes, una fantástica Frances McDormand, dedice iniciar una particular guerra contra la polícía, colocando tres anuncios en las afueras del pueblo, Ebbing, en Missouri.

Sobre esa simple premisa, comienza una historia, que cambiará la vida no solamente de la propia Mildred, sino de todo el pueblo, en un devenir de relaciones casi siempre llenas de tensión, que depararán más de una sorpresa a lo largo de la película.

Su inicio, tan sugerente como directo, es el punto de partida perfecto para una jugada que podría haber salido realmente redonda, ya que contenía todos los ingredientes necesarios para ello. Sin embargo McDonagh toma una decisión que influirá en toda la película y que no solo cambiará el devenir de la propia historia, sino que dividirá a los espectadores, entre aquellos que aceptan su juego y aquellos que directamente no lo entienden: El tono.

Esta película es el mejor ejemplo que ha dado el cine en los últimos tiempos, para entender la importancia del tono a la hora de escribir una historia. El ejemplo perfecto de que no es "el que" lo más importante, sino "el como".

Aquí eso, se traduce en una tragicomedia, que sinceramente jamás llega a entenderse del todo, como propia finalidad de la misma, ¿qué aportaba esta decisión más que haber escogido un tono diferente? y que a veces impide saber muy bien a que atenerse en la siguiente escena, ya que una situación más o menos cómica, puede dar con una secuencia totalmente trágica, sin mediar casi tiempo de respiro entre una y otra.

Los propios diálogos de la película tampoco ayudan a clarificar aquello que se está hablando, ya que tan pronto vemos una parte del personaje, como rápidamente encontramos otra muy distinta a la que se nos había presentado anteriormente, creando una cierta confusión en aquello que finalmente debemos componer en nuestra cabeza, sobre aquello que está sucediendo. ¿Cómo son los personajes? ¿Cómo sienten? ¿Cómo responden? ¿Qué debemos esperar de ellos?

Si la decisión del tono es desde luego arrebatadoramente atrevida, hay que decirlo, no siempre le permite encontrar el modo de hacer llegar los propios sentimientos de la historia con la suficiente claridad y precisión.

Dicho esto, tan importante como el propio director, es obligado reseñar a su actriz principal, Frances McDormand, que aquí hace un fenomenal trabajo, con un papel ciertamente difícil, dejando la impresión de que es ella la que eleva la propuesta del propio McDonagh.

No menos importante es la labor de los otros dos actores principales. Un Woody Harrelson que sin duda está viviendo una segunda época de oro en su carrera y Sam Rockwell,- este nos regala cada año una de estas -, conformando así un trío de actores, que rayan la excelencia en cada uno de sus papeles.

El final de la historia,- sin desvelar nada importante -, sirve para asentar nuevamente la valentía que McDonagh ha asumido a lo largo de toda la historia, ya que no es el final que muchos pueden imaginar mientras visualizan la película, ni aquel final que sirve para desgranar y observar con mayor claridad aquello que se cuenta, sino que alimenta su propia idea de ser genuinamente diferente en todo aquello que pretende transmitir.

"Tres anuncios en las afueras" es una película que exige del público aceptar el juego que se le propone para poder entrar en la historia, pero en la que una vez dentro, podemos encontrar grandes gemas sobre las cuales pararse a pensar y recordar una vez vista. Una película sobre la que volveremos fácilmente en nuestra cabeza, casi de manera accidental. Y en la que nada queda suficientemente claro, pero todo posee un cierto hipnotismo que te hace querer seguir viéndola hasta el final.

No es para "Un Lugar de Cine", desde luego, una propuesta lo suficientemente redonda para llevarse el galardón, pero si una nueva muesca de un director, tan personal como valiente y con un trío de actores ciertamente magnífico que permite elevar a la película más allá, posiblemente, de sus objetivos iniciales.

Raramente una película tan formal en el que, resultó ser tan rara en el como, sin perder por ello el sendero hacia los premios. Rarezas del siglo XXI.

P.D.: Comparada con "Moonlight" es una magnífica candidata a ganar el Oscar principal.

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