Crítica UN LUGAR DE CINE

"El Caso Sloane" es la mejor película de lo que va de año, así de sencillo. Es una película que debería ser obligada para todas aquellas personas que busquen un ejemplo visual y narrativo perfecto del valor de la ética, además de ser tremendamente ameno y entretenido. "El Caso Sloane" es, además, un portento interpretativo de una actriz con una personalidad absolutamente arrolladora: Jessica Chastain. Comenzamos...

Antes de nada, Jonathan Perera es el aprendiz más aventajado que he visto de Aaron Sorkin, maravilloso guionista de esa maravillosa serie llamada "El Ala Oeste",- podría poner otros muchos ejemplos, pero la ocasión lo merece -. En ningún otro he visto ese aire cínico tan desarrollado en las palabras, esa permanente ironía, ese doble lenguaje en el que cada palabra dice algo más que lo que parece, esos diálogos rápidos como flechas o esa voluntad inquebrantable por hacer que la política sea SIEMPRE entretenida y sencilla de entender, además de interesante. "El Caso Sloane" tiene uno de los mejores guiones del año y eso es el punto de partida perfecto para conseguir hacer una gran película.

El siguiente paso es contar con un grupo de actores comprometidos, que se crean completamente sus personajes y los sepan transmitir con total convicción, dando la oportunidad al espectador de explorar el guión en detalle a través de ellos. Los actores como conductos de electricidad perfectos, por el cual trasladar la energía de la historia a los ojos y oídos del espectador.

La contribución de todos es perfecta para dicha causa, con especial atención a Mark Strong, que sigue siendo ese actor secundario que deseamos ver todos los minutos posibles en pantalla y que echamos de menos cuando no está. Es un auténtico regalo contar con un actor así, con tal nivel de generosidad en su interpretación, dando siempre el testigo perfecto al protagonista.

En cuanto a Jessica Chastain, sobra cualquier adjetivo que se pueda poner, su interpretación muestra un total compromiso a un personaje realmente exigente, sobre el cual necesita mostrar todos los rostros emocionales que uno puede imaginarse, desde la ambición, la seguridad, incluso el despotismo, hasta la humildad y el tesón de tocar con las emociones, aquello que nos has logrado con las palabras o los hechos. Esta película tiene en ella un as en la manga difícil de superar.

Chastain es Sloane desde el primer momento, lo hace suyo y lo gobierna con decisión y una capacidad tan asombrosa, que hasta parece fácil hacerlo. En todo momento te la crees; cuando irradia ambición y deseo de victoria, y también cuando llora desconsoladamente por verse en un camino, que hasta para ella, resulta tremendamente difícil de caminar.

Lo más increíble de todo, es que hasta el final seguimos queriendo saber más de Sloane, no de lo que hace, que también, ni de lo que piensa, que es muchísimo, sino de lo que siente, de lo que se mueve por dentro de su piel, y en aquella escenas donde muestra lo que hay dentro, es cuando más emocionante se hace su camino.

La historia que se desarrollo de fondo es un carga de gran calibre contra el "lobby" más poderoso de EE.UU, el "lobby" armamentístico. Una película que es, desde todos los ángulos posibles, un ataque a su poder, a su mezquindad y a su falta de ética, sobre todo cuando se junta dentro de despachos con algunos tipos, que pueden llegar a ser aún peores si se lo proponen: los políticos.

Una carga lanzada a través de un guión, que en todo momento esconde sorpresas, siempre tiene la iniciativa de trasladar la historia de forma interesante, jamás concede una sola escena sobrante en toda la película, y entiende que el cine es ante todo un entretenimiento,- muy inteligente en este caso -, que debe ser visto con interés y emoción.

Una lucha entre "lobbys" enfrentados, los pro y los anti, podía dar lugar a una historia con cierto aire "snob", desprotegida de ese concepto que algunos tildan como innecesario, llamado diversión, y en el cual lo único importante sería entender y tomar con la máxima seriedad, el desarrollo narrativo de una lucha política, con ese lenguaje técnico que tan bien le sienta a estas películas. Ejemplos de esto tenemos varios, algunos incluso ganadores del Oscar no hace mucho precisamente,- ejem, ejem, "Spotlight" -. Por fortuna para un servidor, esta película escapa de esos elementos y las supera notablemente.

Perera afina un guión mucho más complicado de enhebrar y realiza un doble tirabuzón cuando además consigue que los personajes, a los cuales dedica una atención especial para que disfruten y, sobre todo, sufran,- algo fundamental en una buena película -, opten por caminos que casi siempre te pillan a contra-pié.

Sigue en ZONA DE SPOILER por un tema de extensión, no porque se cuente ningún detalle relevante de la película.