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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Drama Maloin es un vigilante de una estación de tren que, de forma casual, es testigo de un asesinato, y acaba haciéndose cargo de una maleta llena de dinero que trastocará para siempre su vida, acarreándole muchos problemas. Inspirada en la novela de Georges Simenon "El hombre de Londres". (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2009
56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Octavo largometraje del realizador Béla Tarr (Pécs, Hungría, 1955). El guión, del propio Tarr y de Lászlo Krasznahorkai, su guionista habitual, adapta libremente la novela “L’homme de Londres”, del novelista belga Georges Simenon (1903-89). Se rueda en escenarios reales de Bastia (Córcega), otras localizaciones de Córcega y Pilisborosjeno (Hungría). Es nominado a la Palma de oro (Cannes). Producido por Humbert Balsan, Christoph Hahnheiser, Paul Saadoun, Gáber Téni y Joachim von Vietingoff, se proyecta por primera vez en público el 23-V-2007 (Cannes).

La acción tiene lugar en Dieppe (Normandía, Francia). Maloin (Krobot), de más de 50 años, trabajador portuario, es el encargado del turno de noche del guardagujas de la terminal ferroviaria del puerto. Trabaja desde una cabina acristalada, elevada, de gran visibilidad y dotada de controles a distancia. Poco después del atraque de un trasbordador de Londres, es testigo de una pelea entre dos pasajeros recién llegados, Brown (Derzsi) y su compañero Teddy, y de la caída mortal de éste con un maletín al mar. Maloin recoge el maletín y lo guarda cuidadosamente en la cabina, después de comprobar que contiene más de 60.000 libras esterlinas en billetes. Maloin está casado con Camelia (Swinton). Son padres de una hija, Henriette (Bók), que trabaja en una carnicería. Reparte su tiempo entre la cabina del puerto, la casa familiar y el bar de la esquina, donde cada día juega una partida de ajedrez. Es solitario y callado. Lleva una vida monótona, rutinaria, vacía y aburrida.

El film suma crimen, drama, cine negro y misterio. El protagonista, Maloin, es un hombre simple e ingenuo, con una vida de rutinas en la que nunca ocurre nada. Se ha acostumbrado a no pensar, no sentir, no emocionarse, no dudar y no saber. Los hechos ocurridos durante la noche en el puerto le trastornan y le mueven a actuar. Por primera vez en mucho tiempo siente la necesidad de hacer algo fuera de lo común, pero no lo sabe definir, ni concretar autónomamente. No distingue entre lo correcto y lo incorrecto, lo propio y lo impropio, lo oportuno y lo inoportuno. Como “voyeur” y como hombre colonizado (1), confunde lo que quiere hacer con lo que ha visto hacer: sólo se le ocurre imitar lo que ha visto. La bronca de Brown y Teddy, la reproduce en su casa con su mujer; el intento de Brown de sustraer el maletín a Teddy, lo reproduce sustrayendo a su mujer el dinero que guarda en una caja, etc.

Tarr demuestra su preocupación por la alienación humana, el deterioro de la capacidad de análisis crítico y la aniquilación de la iniciativa y de las ansias de saber y entender a manos de un materialismo tan subrepticio como salvaje. Para él, la sociedad contemporánea compone un cuadro desolador en el que se ha pasado de la pasividad acomodaticia a la pérdida de la conciencia de lo que es la esencia del ser humano.

(Sigue sin “spoilers”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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