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Voto de José (FullPush):
8
Drama Las hermanas Jane y Blanche Hudson fueron estrellas infantiles de Hollywood, pero sus carreras siguieron trayectorias muy distintas. Mientras que Jane, al crecer, fue olvidada por el público, Blanche se convirtió en una actriz de éxito. Tras un misterioso accidente de coche, Blanche quedó postrada en una silla de ruedas al cuidado de su hermana Jane, que disfruta atormentándola. (FILMAFFINITY)
6 de mayo de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienza esta ¿Qué fue de Baby Jane? como un idilio de juventud, en que una guapa chiquilla de ondas rubias y blanca sonrisa escenifica su número, como tantas otras veces, ante un público entregado, sustento fiero de su infantil pero sobrealimentado ego. Mal empezamos, Baby Jane... Pasan los años y con ellos, claro, la vida; las cosas han cambiado: la otrora célebre talento juvenil Jane Hudson ve pasar los días entre películas mal producidas para paliar su inmensa sed y las obras maestras de su hermana, esa "vil" desconocida a la que obsequiaba con helados. Oscuro reverso de las cosas, hoy toca ser humilde y conformarse. "Ni de coña". Nueva secuencia: un accidente de coche y un resultado secretamente deseado: su hermana, estrella de cine, queda postrada de por vida, condenada a ver pasar los años y con ellos, claro, la vida, desde una silla de ruedas. Oscuro reverso de las cosas.

<Robert Aldrich dirige con oficio y grandes maneras una historia a la antigua usanza en sus formas, deliciosamente clásicas (se dice de él que fue pionero de su tiempo, en todo caso), pero universal en su fondo, hondo y negro fondo de soledades, celos, amor y odio a una, desgastada fama y aún más desgastados sueños, subordinados al recuerdo. Así, con una fotografía que apabulla por arrojar secuencias de una belleza monstruosa (el adjetivo no es casual) y una dirección creadora de un ambiente opresivo, enfermizo y decadente, personificado en esas dos bestias (el sustantivo no es casual) de la interpretación, donde destaca, eso sí, Bette Davis, que, literalmente, se come la pantalla y a su propio personaje, haciéndolo suyo completamente, así, digo, se forja una historia de ritmo envidiable, evidente maestría y necesaria reflexión acerca de tantos y tantos factores que hacen del individuo un ser fácilmente corrompible, tendente a la autodestrucción.>

Procura, eso sí, no dar nada por supuesto. La perversión engaña con sus malas artes.
José (FullPush)
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