Que “Mientras duermes” no es una película de terror creo que ya ha quedado claro en las múltiples críticas que preceden a la mía. La última de Balagueró se mueve en el suspense insertándolo en lo cotidiano. Esta vez el malo de marras no es un psicópata que vive apartado en las montañas, ni un torturador que ha vivido una infancia traumática. Es nuestro portero, ese ser al que saludamos cada mañana antes de salir al portal y del que prácticamente solo conocemos su nombre.
De esta premisa, que ya acojona, cualquier guionista hubiera sacado la típica historia en que un hombre, harto de su penosa y rutinaria vida, empieza a matar y torturar a los vecinos rancios que no le saludan por la mañana y que le pisan lo “fregao” siempre que tienen oportunidad.
Pero lo bueno de “Mientras duermes” es que no va por ahí. César no tiene interés en matar. Tiene intereses en destruir a la única persona del bloque que vive la vida con una felicidad que a veces parece indestructible. Da igual que se levante llena de ronchones o que su casa sea un nido de cucarachas. Clara es feliz por el simple hecho de vivir y eso César, conocedor de la naturaleza autodestructiva del ser humano, no lo puede entender, lo que produce que Clara se transforme en su obsesión.

Que el psicópata fije su objetivo en la vecina buena en vez de en el resto de la comunidad es el gran acierto del film, puesto que deja al espectador en busca de una respuesta a tal actuación. ¿Por qué Cesar va a por Clara, si es la única que le trata con dignidad?.
Cesar va a por Clara porque sabe que ella es amable por educación, pero que nunca se iría con él a tomar una caña. A César le jode la farsa porque la tiene que vivir todos los días en su propia piel, haciéndose el simpático con los vecinos desde detrás de su portería.

El retorcimiento interior de este personaje, la mala ostia que ha ido acumulando durante años (no sabemos lo que originó que acabara así, explicación que no hubiera estado demás) es lo que hace que el público, sin quererlo, acabe empatizando con el personaje, al menos en el primer tramo de la película.

Si a este tarado de programa de radio nocturno encima le metemos un “Modus operandi” digno de una peli del gordito, un actor del porte feo de Tosar, una chica que te llevarías a casa como Martita y una digna dirección de Balagueró, ¿Qué nos queda? Una peli tan maja como esta.