Hacer una película sobre la prima de Superman suena a choteo y de hecho lo es. Claro ejemplo de cómo se intenta estirar un producto hasta dejarlo seco, aprovechando el tirón de las tres primeras películas de Superman que habían sido un gran éxito de taquilla. Aquí no se mantiene prácticamente ninguna de las cosas que hizo ultrapopular al personaje de DC comics excepto su traje, que cambia en su versión femenina los calzones rojos por una falda y unas botas altas.

El argumento no trata, como cabría esperar, de una heroína tratando de salvar la Tierra de un malvado archienemigo. Esa debió de ser la primera idea. Algún guionista, agudizando su ingenio, pensó que este era un producto en el que las chicas por fin podrían sentirse identificadas con su protagonista y que acudirían al cine en masa. Entonces, ¿Qué mejor que crear un personaje cachas y guaperas por el que Supergirl y su antagonista se peleen como colegialas?.

Al final no se toma en serio ni a si misma, cosa que se agradece. Lástima que se dieran cuenta del desastre demasiado tarde.