Si el fantasma de Dorian Gray viera esta película; por supuesto que se espantaría. Ya que todos tenemos miedo a envejecer. Y el pensar que los hijos están obligados a ver por los ancianos; en cualquiera de las culturas de que se hable. En esta ocasión en el Japón. Sobre todo ahí, donde los ancianos son venerados. Es preocupante.
Yo creo que nadie experimenta en cabeza ajena. Es algo duro de digerir.
El abandono es alguien que nadie quiere. Aún menos en la vejez.
Pero honestamente, todos trazamos nuestro destino. Y llegar a ser un anciano, es agradecer a un poder supremo el poder seguir aprendiendo de nuestros errores de juventud.
Madre, has envejecido. Se acerca el fin. Solo quiero que sepas que te recuerdo joven por siempre. Y que a donde quiera que vayas después de la muerte. Yo te amaré. Fuiste lo mejor acá en Japón. Y nos reuniremos en el más allá.