Una película carcelaria clásica, con un exmilitar castigado por la ley a trabajos forzados, un rebelde o un inadaptado tras la guerra, depende de como se mire, lo cierto es que desde el primer día se va ganando a un grupo de presos con penas más duras con lo que se supone que son gente más violenta, pero que de una forma o de otra, como la pelea con guantes, comienza a mantener relaciones con ellos hasta que se convierte en el icono de su barracón, una historia que transcurre de forma demasiado lenta sobre todo en su comienzo, pero que va alternando el drama con pasajes de humor y anécdotas de primer nivel, como la apuesta más inútil y absurda, pero puede que la apuesta más recordada por lo que significa, un éxito rotundo en medio de la tristeza del día a día, y es que sus vidas se van contando de forma real y pausada, de ahí la lentitud por momentos, ya que cada mínimo detalle, por pequeño que parezca, se magnifica en prisión; pero que va subiendo de tono siempre con "Traidor en el infierno" como referencia, aunque también es verdad que algunos detalles han sido copiados posteriormente de aquí; lo cierto que conforme aumenta la rebeldía del protagonista, la violencia de los castigos también lo hacen con el objetivo de conseguir su agotamienco físico y sobre todo moral, conseguir que este preso entre en disciplina total es ampliarlo al resto, y de
camino consigue que los demás le falten el respeto, pero a Luke no pueden doblegarle con un bastón, no señor...
En resumen es un notable drama carcelario, con una belleza paralela a su banda sonora y aunque parezca típico hay que resaltar que no son las reglas a las que estamos acostumbrados en la actualidad, que principalmente se centra en comprender a un renegado en la vida, nada ni nadie puede amaestrarlo, como se muestra en un final por lo menos acorde con el sentimiento y el mensaje del resto de la cinta; aunque básicamente es una historia para el lucimiento de P. Newman, el cuál lleva aquí la mejor interpretación que le he podido ver, y, si no las has visto, es una buena forma de darle una estimada despedida y de que perdure en nuestras mentes como un gran actor.