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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
9
Comedia Un veterano jugador que entrena a un equipo de hockey sobre hielo (Newman) ve cómo las derrotas se suceden hasta que decide aplicar la más brutal de las tácticas: aconseja a sus jugadores que jueguen como verdaderos animales durante los partidos, sin importar si la violencia que emplean es o no legal. Divertida y muy bien interpretada, fue duramente criticada en su estreno por su violento -y extremadamente liberal- mensaje. (FILMAFFINITY) [+]
2 de mayo de 2017
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabemos que al estilo de vida americano le va mucho el asistir a espectáculos cuando más exagerados y grandiosos mejor, que cuanto más cuento, mejor también, que son muy dados a su bandera y a cantar el himno en las escuelas, les va mucho los superhéroes, la emoción y el deporte. El castañazo es una especie de parodia que refleja hasta qué punto puede llegar ese entusiasmo, y el caso es que ese punto nos hace ver que puede llegar hasta la violencia más explícita. De ahí el entusiasmo que generan los hermanos Hanson cuando salen al campo. Pero hay mucha más lectura en esta película.

Antes de los hermanos Hanson, está Paul Newman. Paul Newman aquí es un símbolo a esa época americana tan llamativa: los 70. Paul Newman es el motor de la nueva era, es la iniciativa, la lucha sin cuartel, el empuje, y nos aparece ya sin chaquetas ni corbatas, desaparece la uniformidad gris de los 60, llega el color con las camisas de cuellos picudos que se anteponían a las gigantescas solapas de las chaquetas, esas camisas estampadas de motivos incomprensibles. Es un detalle en el film ver la moda de entonces pero no sería tan disfrutable sin la exacta ambientación, que es otro de los grandes logros de El castañazo. La película es una grandiosa exposición del pueblo americano y de estampas urbanas.

Asistamos al jolgorio con los gritos, con las luces de la ambientación de los partidos; luego al reposo con la luz crepuscular de la tarde; descansemos en los tristes apartamentos en los que una vez alguien hizo la cama y guardó algo en los cajones y ese alguien ya se fue para siempre; y no nos olvidemos de los viajes tediosos en el autobús de la empresa, cargados de humo, sueño y cansancio.

Paul Newman es el entrenador de un equipo de Hockey sobre hielo que vive un momento de incertidumbre clave, un futuro incierto. Su vida sentimental es una locura como lo es su vida profesional, no obstante, su lucha por vencer los obstáculos es infatigable. Los dueños (la dueña) del club se mueven en el misterio, y para colmo rigen el destino a su capricho sin tener en cuenta nada más que sus intereses, pasando de los sacrificados jugadores y lo que pueda ser de ellos. Los tiempos cambian pero algunas cosas siguen igual. Ahí está la realidad oculta pero bien cierta, la de esos obreros que ven desaparecer sus puestos de trabajo de toda la vida porque ya no hay negocio, y el fantasma de la incertidumbre aparece en el camino. Una llamada de lo que en la ciudad de Charleston estaba pasando con el paro en aumento.

Pero ojo, El castañazo en ningún momento se vuelve drama, Paul Newman no lo permite, ahí estará para dar ánimos y seguir adelante, para arriesgar y jugar a ganar. Porque el embrutecimiento machista ofrecido no es el dramático, el del miedo y callar, es el de la lucha. Aunque da pie a otro drama oculto y éste sí es silencioso: el de las mujeres que presagian con desencanto un modo de vida diferente, tranquilo, sensato, en el que no todo es beber y jugar.

El castañazo es un objetivo, una necesidad de salir adelante. Un producto de su época, una especie de road movie más que curiosa, muy americana, eso sí, pero válida. Es para el obrero que sólo quiere romper la rutina de todos los días, el que asiste una mañana a un desfile festivo patriótico, con su banda de música y las entusiasmadas muchachas marcando el paso con sus minifaldas, y otro día disfruta viendo un partido de hockey sobre hielo en plan bestiajo, con una birra en la mano. Una película maravillosa con un fondo de personajes llenos de vida, idealizados, variados y llenos de color, y un humor generalizado a costa de la brutalidad en el deporte. Una de las mejores de Paul Newman.
floïd blue
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